#BlancoYEnBotella | Mbappé, un sueño imposible … hasta 2022
Con mucha sorpresa he recibido la noticia que, con todo lujo de detalles, nos traía hace unos pocos días a su portada la revista France Football y en la que se hablaba de una fantasmagórica “Operación Mbappé”, según la cual el Real Madrid le habría llegado a ofrecer al París Saint-Germain la escalofriante cifra de 280 millones de euros para hacerse con los servicios de la joven perla gala.
Una noticia que, de inmediato, fue replicada masivamente por los medios deportivos de casi todo el mundo y que, acto seguido, aunque de forma oficiosa, el propio Real Madrid tuvo que desmentir de forma tajante. No hubo comunicado oficial desde la web del club como sí lo hubo en julio del año pasado cuando desde RTVE se anunció una operación similar, pero sí que por boca de portavoces más o menos autorizados, el Real Madrid ha dejado caer que de lo dicho no hay nada.
Sin embargo, dicha noticia que, pese a lo inverosímil de su contenido, tuvo bastante recorrido durante unas horas, ha generado cierta frustración en el Madridismo, que en su vertiente tuitera y huérfana de fichajes de relumbrón ha vuelto a cargar contra el club por este “no fichaje”.
Y lo peor, para llevar a cabo estas críticas se ha refugiado en una serie de mantras, falsos de toda falsedad, pero que repiten hasta la saciedad, a ver si como dijo en su día Goebbels, “una mentira repetida 1.000 veces acaba por ser verdad”. Por eso, quiero aprovechar estas líneas para desmontar estas mentiras.
1) Si se quiere, se puede
Esta es una gran falacia puesta en marcha por parte de la prensa y comprada sorprendentemente por muchos aficionados, que se piensan que todo es cuestión de dinero y que todo se compra y se vende. Todo está en función de su precio.
Nada más falso. Al menos en este caso. En primer lugar, no estamos ante una transacción normal, como si uno va a un supermercado y le apetece darse un lujazo, ve un producto gourmet que le gusta. Es caro, sí, pero como le apetece, hace un esfuerzo tira de cartera y se pega un homenaje.
Tampoco es como la ventana de fichajes del FIFA o del PES, en la que tú eliges el equipo de origen, eliges el jugador que quieres fichar y sin más, pulsas OK y ese jugador ya está en tu equipo.
No, ni mucho menos. La primera premisa es que para que alguien pueda comprar un artículo, antes tiene que encontrar a quien quiera vendérselo. Y Mbappé, nos guste o no, no está en venta.
Mbappé no está en venta
Y no lo está por muchos motivos. El primero y, sin duda más importante, porque si algo tiene el París Saint-Germain es dinero y si de algo carece es de necesidad de vender.
El equipo presidido por Nasser Al-Khelaifi cuenta con un Estado como Qatar por detrás inyectando dinero a espuertas, sabedor de que el conjunto parisino es su mejor embajador internacional y la mejor forma de mostrar al mundo una imagen más “amable” de lo que es realidad un régimen tiránico, machista y más bien poco democrático.
Esto es, estamos ante un club absolutamente “dopado” financieramente, creando junto al Manchester City y, oh sorpresa, el FC Barcelona, un trío de equipos con dinero procedente de los emiratos y ante los que ni la UEFA ni la FIFA se han atrevido a poner coto, a pesar de presumir de ser inflexibles con el Fair Play Financiero.
De hecho, es de un iluso que asusta pensar que la FIFA fuese a sancionar duramente a un equipo que, como digo, representa a un Estado al que la propia FIFA mediante una elección más irregular que el crecimiento de Messi le regaló nada menos que la organización de un campeonato mundial que obligará a poner patas arriba las Ligas de medio mundo.
Y aun así, todavía había gente esperando que, en aras del citado Fair Play Financiero, la FIFA se iba a atrever a cortar de raíz esta ingente inyección económica que está generando este tipo de desigualdades y que hace que, en el caso del PSG, el dinero les salga por las orejas.
No es cuestión de dinero
Por tanto, no es cuestión de dinero. El Jeque sencillamente no quiere vender y, como no tiene necesidad económica alguna que le apriete el zapato, no va a poner a su jugador en el mercado. Ni por todo el oro del mundo, porque entre otras cosas, gran parte de ese oro ya está en sus alforjas…
A esto le unimos que, debido al fiasco del fichaje de Neymar, que entre lesiones, carnavales, cumpleaños y fiestas con sus Toys, no ha servido para lograr el verdadero fin de todas estas inversiones millonarias en el club como es la consecución de la ansiada Champions League, han situado a Mbappé como piedra angular del próximo proyecto del Jeque.
A sus 19 años, Kylian Mbappé es el presente y el futuro no ya del fútbol francés sino del europeo y, si me apuras, del mundial, además de un icono publicitario creciente que puede y debe ser rentabilizado por el club hasta amortizar el coste de su fichaje que, entre unas cosas y otras, ascendió a 180 millones de euros (30 millones en concepto de cesión del Mónaco al PSG por su primer año y 150 millones más por la compra definitiva del jugador el pasado verano).
Por tanto, no siempre que se quiere, se puede. Que se lo pregunten si no a Rabiot, que se negó a renovar y está pasando por un auténtico calvario, apartado de la disciplina del equipo y viviendo en una auténtica cárcel de oro, en la grada y sin jugar a pesar de ser una de las figuras más importantes del equipo.
O el propio Marco Verratti, al que el club obligó a humillarse públicamente, exigiéndole hacer un comunicado donde reconoció su “error” por dejarse llevar por los cantos de sirena del Barça, algo por lo que, además, tuvo que pedir perdón.
2) Florentino le tiene pavor al jeque
Hay otro motivo que a muchos se le escapan y que, desde luego no es baladí. El honor. O dicho de otra forma, el deshonor que la dirección del PSG considera que es entrar por la puerta de atrás para llevarse a un jugador con contrato en vigor y sin hacerlo como mandan los cánones.
Esto es, que nadie entre a su casa a robar lo que no es suyo. Y no es broma. El último que lo intentó fue el Barça al tratar de llevarse por las bravas a Marco Verratti en julio de 2017 y acabó perdiendo a Neymar apenas un mes después.
Esta gente no va de farol y, desde luego, ya ha dado muestras más que de sobra para demostrar que con ellos no se juega y que el que la hace, la paga. Sobre todo cuando de negocios se trata.
Pero esto no va de miedos sino de respeto. Un respeto mutuo forjado desde hace ya varios años sobre una magnífica relación que mantienen ambos clubes tanto a nivel institucional como en lo personal entre Florentino Pérez y Nasser Al-Khelaifi.
Una relación respetuosa y basada en la confianza, que hace prácticamente inviable que el Real Madrid se haya planteado siquiera la posibilidad de fichar a Mbappé sin la anuencia de la dirección del PSG y que hace inviable que nadie en el club blanco haya pensado siquiera en actuar de la forma en que, por ejemplo, actuó el Barça con Verratti.
3) El Real Madrid no hace lo suficiente para llevarse a Mbappé
Por último, tampoco quiero dejar pasar otra gran mentira propalada por parte de ese madridismo tuitero y cuñado, muy seguidor de las tonterías que dicen en Prensa Nostra, acerca de que el Real Madrid no fichó en su día a Mbappé del Mónaco (y ahora tampoco) porque no ha hecho “lo suficiente”.
¿Qué es “hacer lo suficiente”? Suponiendo que el Jeque se aviniese a negociar un precio con el Real Madrid, lo que ya es mucho suponer, ¿qué se espera del club que ha de hacer? ¿Pagar lo que nos pidan por disparatado que sea? ¿Vender el Bernabéu para que eso se produjese? ¿Hipotecar el futuro del club gastando un dinero que quizás no pueda encontrar el retorno que sí se encontró para otros megafichajes del Real Madrid y que en su día supusieron récords en traspasos como Figo, Zidane, Cristiano Ronaldo, James, Kaká o Bale?
Y luego no nos olvidemos del salario del jugador, algo que tampoco es manco. De hecho, según las últimas informaciones reveladas por L’Equipe hace menos de un año, confirmaron que Mbappé cobra la nada desdeñable cifra de 20,4 millones netos por temporada (1,7 millones al mes para ser exactos).
Esto supondría una revolución en la escala salarial del club, que si por algo se ha caracterizado es por mantener el necesario equilibrio en lo relativo a las finanzas y que, en caso de que esto fuese así, podría provocar un efecto dominó en el resto de estrellas del club blanco, que no tardarían en llamar a la puerta de Florentino Pérez para preguntar sobre qué hay de su libro…
Pero aun suponiendo que el club asumiese ese salario, como en su día asumió el de Cristiano Ronaldo (que recordemos que llegó a esas cifras prácticamente seis años después de su llegada al Real Madrid y tras una trayectoria maravillosa), habría que ver su encaje en el resto de la plantilla.
No olvidemos que la última vez que el club entró en una dinámica de subidas desenfrenadas de sueldos y de gasto sin medida, se acabó unos pocos años después vendiendo a Seedorf para poder pagar las nóminas y con una deuda de casi 500 millones de euros, que sólo la llegada de Florentino Pérez en 2000 pudo enjugar, gracias a la operación de la venta de la Ciudad Deportiva.
Por tanto, en este sentido, el Real Madrid sí hizo lo suficiente. Pero no ahora sino cuando había que hacerlo. Es decir, el famoso verano de 2017, cuando Mbappé aún militaba en el Mónaco, tal y como desveló meses más tarde el propio vicepresidente del club del Principado, Vadim Vasilyev.
El citado directivo reconoció no sólo que el Real Madrid fue el único equipo del mundo que le puso encima de la mesa los 180 millones que exigían para su venta sino que aceptaron la oferta. Desgraciadamente, la negativa del jugador frustró la operación. Mbappé prefirió bañarse en oro y eligió al PSG. Fin de la historia.
Es decir, el Real Madrid hizo lo que tenía que hacer. Apostar con toda la fuerza posible por su contratación y ofrecerle al chico un sueldo acorde al que tenía un jugador que, si bien apuntaba maneras, apenas llevaba seis meses en la élite.
Por tanto, ni Mbappé eligió quedarse en París porque alguien le dijo que con la BBC no iba a jugar (otra majadería que se sostiene aún menos y no merece la pena ni rebatir), ni el Madrid no puso todo lo que tenía que poner para ficharle. Se hizo lo humana y económicamente posible, de forma razonable, para traerle y si el chico no fichó fue porque él no quiso.
Así pues, ahora sólo toca esperar a 2022, fecha en la que vence el contrato de Mbappé con el París Saint-Germain.
Entonces y sólo entonces, Kylian Mbappé, sí que sí, jugará en el Real Madrid. Porque si hay un jugador que ha nacido para ello, ése es él y estoy convencido de que, una vez liberado de la “cárcel de oro” de París, y con tan solo 23 años, se convertirá en el jugador que permita que sigamos haciendo historia.