#BlancoYEnBotella | Gareth Bale y la caza mayor

#BlancoYEnBotella | Gareth Bale y la caza mayor

Esta última semana y media hemos asistido a uno de los mayores y más desalmados ejercicios de persecución mediática que yo alcanzo a recordar sobre alguien relacionado con el Real Madrid desde aquellos tiempos de Mourinho, lo cual ya es mucho decir.

La persecución atroz y la cacería llevadas a cabo por los medios españoles contra Gareth Bale a cuenta de su lesión y su posterior viaje a Cardiff para ponerse a las órdenes del seleccionador de País de Gales, Ryan Giggs, pasará a los anales de la desvergüenza y la más absoluta miseria moral periodística de este país de estos últimos años.

Ahora que Cristiano Ronaldo ya no está y para toda esta caterva de miserables de micrófono, cámara o pluma ahora todo son loas al jugador portugués, había que cambiar de objetivo y el elegido desde principios de esta temporada ha venido siendo sin duda, Gareth Bale, pPor muchas razones, el heredero natural de Cristiano en el trono madridista.

Pues bien, el galés se ha convertido junto a Karim Benzema, en el “pim-pam-pum” de prensa y, lo más triste, de algunos aficionados “dizque” madridistas, como diría como el gran @erzuru2000

Afortunadamente para el galés, como el ventajismo y la caradura son la seña de identidad de esta gente, su gran comienzo de temporada, marcando en casi todos los partidos entre agosto y septiembre, le fue salvando de la quema, al menos, temporalmente.

No sólo Bale no estaba lesionando, como muchos deseaban (de hecho, lleva más de un año sin lesionarse a pesar de todo lo que nos cuentan) sino que encima se había echado al equipo a la espalda y parecía haber dado ese paso adelante esperado para suplir de la mejor manera posible la alargada sombra de Cristiano Ronaldo, lo que hizo imposible su crítica.

Sin embargo, han bastado apenas tres o cuatro partidos sin anotar y retirarse un par de veces con molestias que, por precaución, le han llevado a guardar descanso, y el sonido de los cuchillos se ha vuelto a escuchar en todas las redacciones de medios de comunicación de este país, sin excepción.

La convocatoria con Gales, el detonante de una brutal campaña

La gota que ha colmado el vaso ha sido la convocatoria de Ryan Giggs para esta ventana de compromisos internacionales cuando apenas unos pocos días antes, abandonó prematuramente el césped de Mendizorroza aquejado de unas molestias musculares en el abductor de su pierna derecha.

A partir de ahí se ha abierto la Caja de Pandora contra Bale, al que le han acusado de todo y por su orden por hacer lo que la legalidad de la FIFA impone para las convocatorias internacionales. Me refiero a la OBLIGATORIEDAD DE PONERSE A DISPOSICIÓN del seleccionador cuando un jugador es seleccionado por su país, como ha sido el caso.

Es más, incluso aun estando lesionados y con parte médico de su club de origen confirmando la dolencia, el jugador siempre debe personarse ante los servicios médicos de su selección para someterse a las pruebas médicas adecuadas que permitan a los galenos locales confirmar o desmentir la existencia de esa lesión y valorar entonces si procede o no su vuelta a casa.

El caso de Bale es aún más sangrante porque, no sólo porque el de Cardiff, como el resto de jugadores mundiales, debía acatar la convocatoria de su seleccionador, sino que es que ni siquiera estaba lesionado, ya que el Real Madrid se limitó a confirmar la existencia de una “fatiga muscular” pero nunca de ninguna lesión, razón de más para acudir a Gales.

A partir de ese momento, se dio rienda suelta a una catarata de improperios y de descalificaciones hacia el galés, al que acusaron entre otras cosas de falta de compromiso con el Real Madrid, al optar por ir a su país y ponerse a las órdenes de Ryan Giggs, en vez de quedarse en Madrid recuperándose de su “dolencia”.

Bien por ignorancia, demostrando una ignorancia oceánica de lo que establece la normativa FIFA, o bien por mala fe (o ambas cosas), lo cual me parece aún más grave que lo primero, lo cierto es que no hubo medio de comunicación,hablado o escrito de este país que no aprovechase para pasarle al cobro a Gareth Bale un sinfín de facturas pendientes, algunas de las cuales, como las de Josep Pedrerol, parecen provenir de tiempo atrás.

Desde acusarle de preferir su selección al club que le paga –y generosamente- su salario hasta decir que era un inconsciente y un egoísta, ajeno a sus compañeros de los que anda separado y haciendo rancho aparte desde hace años. Y por supuesto, no podía faltar su tradicional (y falsaria) acusación de no estar integrado y de no hablar español a pesar de llevar cinco años ya en España.

Desde los más virulentos, como As, Marca, la SER o El Chiringuito, hasta los menos agresivos como Onda Cero y, sorprendentemente, la COPE, todos sin excepción no perdieron la oportunidad de hacer el ridículo, en mayor o menor medida.

Entre otras cosas, porque todos ellos anunciaron a bombo y platillo que el “infame” Bale jugaría contra España el partido amistoso del jueves pasado en Cardiff, incluso después de que el propio Ryan Giggs dijese el día anterior en rueda de prensa que el galés no sería de la partida.

En vez de sacar la pata que todos, sin excepción, habían metido con el galés, muchos incluso optaron por criticarle por haber cometido el delito de lesa patria de haberse desplazado al estadio Millenium de Cardiff para recoger un trofeo conmemorativo que le reconocía como el máximo goleador de la historia de su selección y ver el partido desde el palco de autoridades.

Y lejos de rectificar -sí, eso que dicen que es de sabios- este despellejamiento ha continuado aun cuando este fin de semana se conoció que Bale volvería a casa, dispensado por Giggs de la disputa del importante encuentro del martes ante Irlanda.

Por eso siento auténtica vergüenza ajena al ver cómo muchos medios, capitaneados en su saña por Pedrerol y su maldito Chiringuito, han seguido atizando al galés de forma inmisericorde.

A pesar de lo diáfano de la normativa federativa para este tipo de cuestiones y, lo más importante, del hecho objetivo que Bale no ha disputado ni un solo minuto con su selección y no ha arriesgado nada para poder estar en forma este sábado en el Bernabéu para jugar contra el Levante.

 

Una inquina injustificada e injustificable

De veras, que por más que lo intento analizar, juro que no alcanzo a entender el por qué de esta inquina contra Bale. Un odio africano tan injustificado como injustificable.

Entre otras cosas y, contrariamente a lo que se pasaron contándonos sobre que Bale iba a arriesgar su físico para jugar con su país, importándole una higa su presencia en el once madridista de este fin de semana, el galés ha vuelto a demostrar su compromiso con el club que le paga y, por extensión, a dejar con el culo al aire a tanto papanatas.

No sé si es porque no da entrevistas y, las pocas que ha dado, han sido en inglés (algo que desviste aún más la escasa o nula preparación de esta gentuza que, con dificultad, sólo sabe decir “Manchester Yunai”).

O en el caso de Pedrerol, que es uno de los que más salvajemente ha tratado al galés desde ya unos meses, este odio se debe a que Bale nunca se ha plegado a ninguno de sus mariachis, como sí hizo, por ejemplo, Cristiano Ronaldo la pasada temporada con Edu Aguirre, el mamporrero de Mendes, para hacer campaña por la renovación millonaria del portugués.

O quizás este odio se puede deber a que, dado el antimadridismo reinante y cada vez más evidente en los medios, muchos ven en el galés el jugador que puede liderar el proyecto del Real Madrid en esta era Post-Cristiano. Un jugador que ha sido, además, pieza clave en la conquista de la práctica totalidad de los títulos que el Real Madrid ha logrado en esta exitosa etapa. Y eso, por lo que veo, tampoco se perdona.

El hecho es que Bale no tiene padrino alguno en los medios y eso se nota. De ahí el maltrato sistemático al que viene siendo sometido desde que llegó a España un lejano 31 de agosto de 2013, cuando con apenas dos meses de estancia en el Real Madrid, ese diario que aún dicen que es madridista, el Marça, se inventó una hernia para intentar enmerdar en su fichaje.

Aquel episodio, uno de los más chuscos y repugnantes que recuerdo en la historia del periodismo deportivo moderno, cuando el diario entonces dirigido por Óscar Campillo se inventó aquella noticia y, para reforzarla, se negó a ofrecer el desmentido del club, ocultando a sus lectores el informe completo que los servicios médicos pusieron a disposición del periódico para desmontar la patraña.

Por eso, diré que viendo este infame comportamiento de gran parte de la prensa para con Bale, me parece abracadabrante que aún haya madridistas que sigan dando apoyo a estos medios. De hecho, me parece alucinante que esos medios todavía tengan acceso libre a las instalaciones del club.

Pero como dice el viejo refrán, Doctores tiene la Iglesia…

Texto: Diego J. Montero

Foto de portada: AS

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