#BlancoYenBotella | Gareth Bale, caza mayor.

25 febrero 2018 - 09:30
#BlancoYenBotella | Gareth Bale, caza mayor.

La actualidad informativa que ha ocupado a gran parte de la prensa esta semana ha pasado por el futuro de Gareth Bale en el Madrid, al que un periodista (“ciudadano periodista”, que diría el gran Richard Dees) llamado Carlos Carpio ha situado lejos del Real Madrid para el próximo verano.

Pero no es ése el tema del que quiero hablar, ya que como suele hacer desde hace años en este tipo de informaciones, donde precisamente lo que brilla por su ausencia es eso, la información y donde, por contra, hay toneladas de opinión y, generalmente, sesgada, tiendo a no creerme absolutamente nada.

En esta ocasión y, desde esta tribuna, quiero hablar del trato casi vejatorio y la persecución implacable a la que Gareth Bale está siendo sometido todos estos años y en la que esta nueva información, por supuesto negativa (como el resto), no supone más que una nueva muesca en el revólver de una prensa que se propuso acabar con el galés y para el que se puso en marcha una auténtica cruzada mediática buscando su salida del club blanco.

Así pues, el caso del tratamiento que la prensa le lleva dispensando a Gareth Bale es algo que, como en su día ocurrió con Jose Mourinho, se estudiará el día de mañana en las Facultades de Ciencias de la Información como ejemplo de la peor y la más infame de las praxis periodísticas que se puedan imaginar.

En concreto, Marca ha afirmado con una insultante contundencia que el Real Madrid ha decidido prescindir de Bale al final de esta temporada.

Me tranquiliza, eso sí, que ésta es la misma contundencia con la que el mismo Carpio afirmó no hace mucho que Kepa sería el portero del club blanco este mes de enero o que Mbappe estaría a las órdenes de Zidane desde el pasado verano. O incluso que en 2016 aseguró que el fichaje de André Gomes por el Madrid estaba hecho…

Pero volviendo al tema que nos ocupa, esto en sí mismo no pasaría de ser otro bulo, otra payasada más, como tantas que se vierten habitualmente sobre el Real Madrid y el galés desde este diario, antiguamente madridista y de otros medios, como sobre todo la COPE, en la que de la mano del insigne humillador de mendigos, Manolo Lama, se han empeñado en sacar de la circulación al bravo jugador galés, de la misma forma que ya hicieron hace años con el ex-técnico madridista.

Pero no por ello deja de ser indignante cómo se juega una vez más con la imagen y el prestigio de un jugador al que pusieron la proa prácticamente desde que puso pie a tierra en Barajas un lejano 31 de agosto de 2013.

De hecho, cuando apenas llevaba dosmeses en España, Bale fue objeto de una de las mayores tropelías informativas que he visto jamás. En mis 47 años nunca ví a un medio atreverse a publicar en portada una mentira del calibre que la que publicó Marca, en aquella ocasión dirigido por Oscar Campillo, que el galés tenía una hernia.

Una hernia que sólo existía en la mente del equipo directivo del rotativo madrileño que, para ahondar en la desvergüenza, se negó a publicar una información del Real Madrid en la que se desmentía la noticia, tan sólo porque les desmontaba -como se les acabó desmontando después- aquel castillo de naipes.

Los detractores de Bale, encabezados por Marca y otros medios y periodistas del Régimen, iniciaron entonces una cacería casi enfermiza en la que tuvieron que tragar mucha quina viendo al galés levantar hasta tres Champions, tres Mundiales de Clubes, tres Supercopas europeas y una Liga, en las que en casi todas ellas tuvo gran relevancia.

Por eso y a cuenta de las lesiones que, por desgracia, han impedido que su carrera en el Real Madrid sea lo enormemente triunfal que se esperaba, esta misma gente se ha aplicado en presentar todas las facturas, antiguas, actuales e incluso futuras, al cobro en la ventanilla del jugador de Cardiff.

Se ha hecho escarnio, mofa y befa de sus lesiones, se le ha acusado de ser un jugador negligente por jugar al golf, de ser un tipo desapegado por no hablar español, de no saber jugar al fútbol, de no entender “el juego”, de ser un futbolista autista y para el que no aplica nunca la obligación de defender cuando el equipo repliega.

Vamos, que menos de la muerte de Marujita Díaz, no ha habido circunstancia negativa de dentro y fuera del club, deportiva o extradeportiva de la que no le hayan acusado. Y por supuesto, falsamente.

De nada le ha servido ser un jugador de un nivel estelar que, cuando le han respetado las lesiones, ha brillado a la máxima altura. Y no sólo por aquel inolvidable gol al Barça en la final de la Copa del Rey de 2014, con la que arruinó la carrera de Bartra en aquella no menos inolvidable galopada que acabó con el gol que le dio el título al Real Madrid en Valencia.

Ni aquel cabezazo que supuso el 2-1 en la prórroga de la Final de Lisboa ante el Atlético de Madrid y con el que el Real Madrid daba la vuelta al marcador de aquel partido y encarrilaba la consecución de la Décima.

Ni tampoco le ha servido que, incluso a pesar de las lesiones,se echó el equipo a sus espaldas en los difíciles momentos en los que el Madrid, en plena remontada en la Liga 2015/2016, perdía a Cristiano Ronaldo en sus últimos partidos y Bale asumió el liderazgo del equipo, con goles y fútbol.

Ni cómo, aun estando cojo perdido, no rehuyó su responsabilidad, se la jugó y lanzó con maestría uno de aquellos cinco penaltis que acabaron dándole la Undécima al Real Madrid de nuevo ante el equipo de Simeone.

Tampoco se ha querido ver cómo este mismo Bale se encargó de llevar él solo de la mano a una bisoña selección galesa a las semifinales de la Eurocopa 2016, gracias entre otras cosas a un liderazgo fantástico y un ascendente increíble sobre aquel grupo, justo aquello de lo que le decían en Madrid que adolecía.

Y la temporada pasada pudo ser histórica para él de no haber sido por una indecente patada de Coates en el encuentro de vuelta de la fase de grupos de la Champions ante el Sporting de Lisboa que le destrozó el tobillo a finales de noviembre de 2016.

Con aquella terrible lesión, su año pasó de ser triunfal a convertirse en una pesadilla que acabó con el sabor agridulce de ganar la Undécima en su casa, en Cardiff, pero sin tener el protagonismo esperado.

Esta temporada ha arrancado de nuevo con un carrusel de entradas y salidas de la enfermería, que le han impedido brillar con luz propia pero aun así nos ha dejado destellos de su calidad en el mes de enero, hasta el punto que fue nombrado jugador Mahou Cinco Estrellas del citado mes, marcando cinco goles en cinco partidos.

Pues bien, sus enemigos y detractores, que como Roberto Palomar no hace mucho decían del galés que su diagnóstico debería ser “No apto para la práctica del deporte de élite”, viendo que ni las lesiones ni el desánimo han acabado sus fuerzas, ahora quieren ponerle de nuevo en la frontera.

Por último, no quería dejar pasar la oportunidad de denunciar el doble rasero que tienen los medios para con Bale y otros casos similares, esto es, jugadores caros, carísimos, llamados a ser estrellas en sus equipos pero que están siendo castigados por las lesiones.

Ásí pues, mientras de Bale se ha llegado a decir en antena que era un “despojo humano”, cuando se hizo pública su hasta ahora última lesión muscular, sufrida en noviembre pasado, no he oído ni un comentario no ya jocoso sino ni tan siquiera crítica con el Barça a cuenta de la frustrante temporada de su fichaje estrella Dembelé.

El jugador francés llegó este verano a Can Barça procedente del Borussia Dortmund por la friolera de 150 millones de euros pero tan sólo ha disputado ocho partidos oficiales con la camiseta azulgrana en todas las competiciones, no ha anotado un solo gol y en Liga apenas ha jugado 170 minutos en 24 encuentros.

Sin embargo, nadie se rasga las vestiduras por ello, nadie dice nada ni hace bromitas con el estado físico del joven atacante galo ni cuestiona a la directiva blaugrana por su fichaje (ni por su precio). Es más, ningún medio ha publicado informe alguno indicando cuántos científicos o médicos se podrían pagar con el coste de su fichaje, como sí hicieron años atrás a cuenta del importe del fichaje de Bale por el Real Madrid.

Todo lo contrario, tienes que leer en la prensa (y no sólo en la culé) que el hecho de la lesión de Dembelé, lejos de ser un contratiempo para el club, es una bendición ya que así se ahorra 10 millones a cuenta de uno de los variables estipulados para el coste final de fichaje.

Al menos me queda el consuelo de saber que a finales de 2016 Bale firmó su renovación hasta nada menos que el 30 de junio de 2022 y sabiendo que su madridismo está muy por encima de todo esto, por lo que unido a su talento natural, no dudo que hará lo indecible por seguir demostrando que Florentino Pérez no se equivocó y que será una de las piedras sobre las que se edificará el futuro del Real Madrid.

@djmontero

Imagen: realmadrid.com

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