#BlancoInmaculado | Pasaron los mejores.
Buffon, pese a su tremendo enfado por el penalti (clarísimo) pitado en el minuto 92, acabó confesando que el Madrid merecía el pase. Humana fue su reacción histérica ante la decisión de Mr.Oliver pero empañó una actuación soberbia anoche en el Bernabéu, con 40 años cumplidos, ya que fue expulsado por su airada reacción. La diferencia grande ayer quizás radicó en la floja noche de Keylor, desafortunadísimo en el segundo gol y sobre todo en el tercero, frente a no menos de seis paradas de mérito del gran Gigi.
En el conjunto de la eliminatoria fue mejor el Madrid, en dominio, en ocasiones (19 tiros contra 11 en el Bernabéu, 7 córners a 3), en tiros al palo (3 entre la ida y la vuelta), en posesión, en paradas del portero rival.
Pero la vuelta en Chamartín fue un enorme dolor de muelas durante los noventa y pico minutos que duró. Al principio faltó incluso algo de actitud, los primeros 10 minutos el Madrid salió sesteando y confiado, parecía que no recordaban los merengues el rapapolvos del día anterior al FC Barcelona. Luego pusieron como habitualmente toda la carne en el asador, pero nada salía bien. En particular en las bandas los transalpinos encontraron dos enormes autopistas por las que transitaban alegremente Douglas Costa, Alex Sandro, Mandzukic, Lichtsteiner e incluso Sami Khedira. Dos goles casi calcados del croata de la Juve hicieron que Zidane, contra su costumbre, cambiase todo su dibujo retirando a Bale y a Casemiro, y reforzando ambas autopistas laterales con el trabajo de Lucas Quinto y de Asensio. Modric no superó un golpe que sufrió a la media hora y tuvo que dejar su sitio a su compatriota Kovacic.
El Madrid poblaba de efectivos la zona ancha pero aún así le costaba crear peligro y elaborar ocasiones. Incluso cayó el tercero, prácticamente en la única ocasión – ocasión por decir algo – de la Juventus en el segundo tiempo, tras un error clamoroso del “Tico”, que posiblemente tendrá consecuencias en el futuro para su titularidad en la próxima temporada. A base de corazón, de un enorme Cristiano que no paró de provocar tarjetas a sus rivales, el Madrid al menos paró los ataques italianos, tuvo el balón y logró a menos de un minuto para una prórroga que se antojaba angustiosísima, que el colegiado pitase un penalti más grande que el Coliseo romano, reconocido incluso por un medio tan poco sospechoso de ser madridista como el Mundo Deportivo de Barcelona.
Tangana, trifulca, gran frustración juventina (encomiable su esfuerzo, su actitud y su valentía durante toda la eliminatoria) y Cristiano que sin pestañear envía un misil a las redes del recién salido Szczesny y que catapulta al Madrid a su octava (!!!) semifinal consecutiva. Para los amantes de las emociones fuertes, espléndido final. Para los corazones delicados, esperemos en semifinales un desenlace más pausado. Estamos cerca de Kiev pero lo sucedido anoche nos tiene que servir de aviso de “Defcon 2” ya bien sea ante la Roma, el Liverpool o nuestros viejos rivales (casi como “Los duelistas” de Joseph Conrad) muniqueses del Bayern.
Estoy ahora mismo más agotado que Joe Frazier tras su mítica pelea en 1973 contra George Foreman en Kingston (Jamaica). Pero en semis de nuevo. Gracias al Real Madrid de las siete vidas.
Texto: @AthosDumasE
Foto: Defensacentral.com