Benzema, el gato del eterno maullido

Benzema, el gato del eterno maullido

Karim Benzema llegó hace 14 años al Real Madrid. Se coló en un mercado de fichajes en el que se fichó a Kaká y a Cristiano Ronaldo. Se mudó al Bernabéu como el gato que entra por el tejado y se instala en tu patio para nunca más abandonarte.

Suelen decir que adoptas a un gato, pero muchas veces es el gato quien te adopta a ti.

Benzema adoptó al Real Madrid como su club y el Real Madrid lo adoptó como su jugador. Una relación de reciprocidad que retribuiría convirtiéndose en una de las más grandes leyendas de este equipo.

Quién diría que, tras 14 años, ese joven francés de casi nulo español habría dado todo lo que dio a este equipo. Llegó como un desconocido y se va como ese a quien todos quisieran conocer, ese con quien todos quieren una foto o su autógrafo.

Desafortunadamente, los gatos también se van de casa, por mucho que duela admitirlo. Pero los queremos tanto que, aunque no estén, siempre tenemos presente el recuerdo de su maullido, de cuán agudo o cuán grave puede ser ese sonido, tenemos el recuerdo de las noches en las que no estábamos tan bien y el gato vino a dormir con nosotros para reconfortarnos ante el dolor, ante la decepción, ande el desamor.

Karim es un gato que ha dejado su huella en la memoria de todos los madridistas. Y aunque se va de casa, su maullido es eterno y se escuchará por siempre en los pasillos, en las gradas, en los vestuarios y en cada rincón del Santiago Bernabéu, así como en el corazón de la gente que sabe de fútbol.

Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP via Getty Images

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