#ApuntesDeLaHistoria | Recordando a Mariano Jaquotot
Muchas veces no valoramos en su justa medida todo el trabajo y el sacrificio que existe detrás de un club a la hora de conseguir los éxitos deportivos. Evidentemente los deportistas son los principales protagonistas y quienes alcanzan las gestas sobre el césped y las canchas con su dedicación y esfuerzo. Pero para que los jugadores logren levantar un trofeo es necesario contar detrás con un amplio equipo de profesionales. Buenos técnicos, buenos entrenadores, ayudantes, médicos, recuperadores, encargados de material, delegados, empleados de todo tipo… Al mismo tiempo, siempre serán necesarios dirigentes y directivos capaces de hacer que todo funcione correctamente. En definitiva, contar con buenos gestores. Quizás sean los grandes olvidados en las fotografías de los campeones, aunque desde los despachos y en la sombra su trabajo ha sido siempre vital.
Uno de los nombres propios de los directivos del Real Madrid de los ochenta y principios de los noventa fue Mariano Jaquotot, nombre que quizás no suene a los más jóvenes pero que tuvo una enorme relevancia en el Club y que llegó a ser responsable de la sección de baloncesto en tiempos que, la verdad, no fueron nada fáciles…
Mariano Jaquotot Sáez de Miera nació el 20 de junio de 1950 en Larache, Marruecos, aunque buena parte de su vida la pasó en Burgos. Estudió Económicas en la Universidad de Deusto, en Bilbao, y se convirtió en un empresario de éxito que desde bien joven dio muestras de su buen hacer como gestor. Amante del deporte, pese a crecer en el seno de una familia de aficionados del Atlético de Madrid sus simpatías se inclinaron por el equipo blanco. Todas las reseñas biográficas sobre su persona le describen como un hombre de extraordinario sentido del humor, buenos modales y fiel a los suyos.
Aterrizó en el Real Madrid como directivo con sólo 34 años de la mano de Ramón Mendoza. Su relación con él había comenzado a fraguarse en el año 1982, de cara a las elecciones que terminó ganando el entonces presidente Luis De Carlos. Tres años más tarde recalaría en el Club con Mendoza y desde el 24 de mayo de 1985 formó parte como vocal de la Junta Directiva del nuevo presidente. Fue nombrado vicepresidente segundo el 16 de diciembre de 1986 y vicepresidente primero el 16 de septiembre de 1990.
Pese a ser un hombre de fútbol, Jaquotot terminó recibiendo el encargo de dirigir la sección de baloncesto. Y aunque no era su especialidad su nexo con este deporte se fue incrementando a medida que trabajaba con los muchachos de la canasta. Su implicación con el baloncesto fue tal que incluso llegó a presidir durante año y medio la ACB.
Le tocó el encargo en una época complicada. Jaquotot estuvo al frente de la sección de basket en tiempos difíciles. Algunas voces incluso llegaban a cuestionar la continuidad del equipo de baloncesto, algo a lo que se opuso de manera frontal por la vía de los hechos, es decir, trabajando duro. Había que reconvertir a un equipo en el que algunas viejas leyendas afrontaban la última etapa de sus carreras. Corbalán, Iturriaga, Rullán… Al mismo tiempo, el Real Madrid de la época tuvo que afrontar casos como el de la marcha de Drazen Petrovic a la NBA o la irreparable pérdida de Fernando Martín. El equipo blanco había conseguido en la segunda mitad de los ochenta éxitos como la Copa Korac 1987-88, la Recopa 1988-89 o la Copa del Rey 1988-89, pero también es cierto que desde que en la temporada 1985-86 se consiguiese el doblete de Liga y Copa la escuadra madridista atravesó varias campañas de sequía en la ACB. Fueron años de dura oposición del Barcelona y del Joventut de Badalona.
La ausencia de éxitos en Liga suele generar nerviosismo. “Al Madrid se le exige el 120 por cien en todo. Esa frase de ‘ser segundo es fracasar’ crea demasiada presión”, reconocía el propio Mariano Jaquotot en una entrevista que concedió a la revista oficial del Real Madrid. El responsable de la sección tuvo que afrontar la creación de un equipo campeón en una época de reveses y contratiempos. A pesar de todo se consiguió ganar la Recopa de Europa en la temporada 1991-92. Precisamente aquel año 1992 fue crucial para la sección con la llegada de un jugador emblemático, el lituano Arvydas Sabonis. Con él, por fin, se inició una nueva etapa de éxitos con la que el joven directivo veía recompensado su esfuerzo. Bajo la dirección del técnico Clifford Luyk el Real Madrid se proclamó Campeón de Liga y de Copa del Rey con una plantilla en la que, al margen de Sabonis, brillaban hombres como Chechu Biriukov, José Miguel Antúnez o los norteamericanos Mark Simpson y Ricky Brown, y en la que permanecían veteranos como Antonio Martín o Romay.
Pero las dificultades a las que hubo que hacer frente no cesaron. Había que cuadrar presupuestos en una época de recorte de gastos en la que, recordemos, el Club pasó por ciertos apuros económicos. Apuros que se incrementaron en un momento en el que la sección de baloncesto del Real Madrid daba claros síntomas de recuperación en lo deportivo. Una recuperación deportiva a la que había contribuido, sin ninguna duda, la llegada de Sabonis. En el año 1994 hubo quienes propusieron la venta de Sabonis para reducir gastos, pero Jaquotot se opuso argumentando, con criterio, que se trataba del jugador insignia de la sección y el hombre sobre el que pivotaba la resurrección de un equipo que había vuelto a ganar la Liga ACB después de muchos años de sequía. Jaquotot no cedió y siguió apostando por el futuro de la sección. “Lo que está claro es que el Real Madrid tendrá siempre un equipo de baloncesto y el baloncesto un equipo de fútbol”, decía Mariano Jaquotot.
Las cosas se torcieron para él, en lo personal, cuando en abril de 1994 unos problemas de estómago derivaron en la aparición de un tumor contra el que empezó a luchar en Nueva York. Tras un par de tratamientos se confirmó el carácter irreversible de la enfermedad, que se había desarrollado de manera muy rápida. Le dio tiempo a ver a su equipo proclamarse Campeón de Liga de la temporada 1993-94. Fue su último título. Falleció en Madrid el 15 de agosto de 1994. Tenía 44 años y dejaba mujer y dos hijos. En su último adiós, en el Cementerio de la Almudena, estuvieron presentes las plantillas de baloncesto y de fútbol del Real Madrid, así como ex jugadores y todo tipo de personalidades vinculadas con el Club blanco y el mundo del deporte.
Se le auguraba un gran porvenir como dirigente después de nueve años en la entidad. Es probable que de haber seguido con vida hubiese llegado a la presidencia del Club. Quién sabe si hubiese sucedido a Ramón Mendoza cuando en noviembre de 1995 hubo relevo en el sillón presidencial del Real Madrid…
Jaquotot se marchó de este mundo pero en un último acto de servicio con el Club había dejado atada la contratación del nuevo entrenador Zeljko Obradović de cara a la temporada 1994-95. Cuando al término de aquella campaña el Real Madrid ganó su octava Copa de Europa en la Final Four de Zaragoza frente a Olimpiakos, muchos se acordaron de una persona que ya no estaba allí: Mariano Jaquotot. Aquel gran éxito europeo fue el broche de oro póstumo a su etapa como gestor de la sección de baloncesto. Sirvan estas líneas a modo de recuerdo.
Texto: @Rancoma_
Fotos: Realmadrid.com y revista oficial del Real Madrid.