Historia Blanca | Nicolas Anelka, de promesa a trotamundos del fútbol

20 abril 2021 - 11:00
Historia Blanca | Nicolas Anelka, de promesa a trotamundos del fútbol

Muchos son los jugadores a los que, desde la prensa, aficionados y propios clubes, se les predestina a triunfar en el mundo del fútbol y a ser las futuras estrellas del deporte rey. En el olimpo del balompié, no hay sitio para todos, hay muchos factores que determinan si un jugador está en disposición de entrar en él o no. No siempre se cumplen esas predicciones que, a veces, son muy precipitadas e incluso llegan a suponer una presión extra en los jóvenes talentos. En otras ocasiones sí que aciertan en cuanto a lo que supone destinar a un jugador a ser protagonista, pero ocurre que no sucede por méritos futbolísticos, si no que sucede por situaciones extradeportivas. Nicolas Anelka es un ejemplo de ello.

Este ya retirado delantero, nació el 14 de marzo de 1979 en la comuna francesa de Le Chesnay. A los 7 años comenzó su andadura en el fútbol, formando parte del Trappes-St Quentin, donde destacaba por su velocidad. Con 13 años se trasladó al prestigioso Instituto Nacional de Fútbol Clairefontaine, allí coincidió con otros futbolistas como Louis Saha o David Trezeguet. En 1995, el PSG, se hace con sus servicios, y Anelka debuta como profesional el 7 de febrero de 1996 frente al Mónaco, de la mano del técnico Luis Fernández.

Un año después, el espigado atacante ficha por el Arsenal inglés, a cambio de unos 700.000 euros. Durante su primera temporada, su compatriota Arsène Wenger no contó mucho con él, pero en la temporada 1997/1998, tras la lesión de la leyenda ‘gunner’ Ian Wright, Nicolas Anelka jugaba de titular habitual.

Fue el curso 1998/1999 el que puso en el mapa futbolístico mundial a Anelka. Tras anotar 17 goles en Premier League, fue elegido por la Asociación de Futbolistas Profesionales como el mejor joven del año. Fue entonces cuando el jugador empezó a mostrar su carácter un tanto controvertido, al enfadarse con el equipo londinense por no aceptar su petición de aumento de sueldo.

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El francés ya estaba en la órbita de los grandes equipos del fútbol mundial, que se querían hacer con los servicios de una de las, por aquel entonces, jóvenes promesas, en la que la federación francesa tenía puestas muchas esperanzas para lideras en un futuro el ataque galo.

El ganador de la puja fue el Real Madrid, que en julio de 1999 hizo oficial la incorporación de Anelka al club blanco a cambio de 35 millones de euros. En la entidad merengue solo disputó una temporada, en la que jugó 33 partidos marcando 7 goles. A pesar de esa pobre cifra y del decepcionante rendimiento y actitud del delantero, dos de sus tantos fueron de extrema importancia para el equipo entrenado por Vicente del Bosque.

Anelka convirtió dos goles contra el Bayern de Múnich en las semifinales de la Champions League. Hizo el 1-0 en la ida y el gol que sentenciaba la eliminatoria en la vuelta, con un gran cabezazo tras un centro de Savio. En la final de aquella edición de la Champions, el punta fue titular, jugando un buen partido y siendo partícipe de ‘la Octava’.

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Fue un año muy convulso, en el que Anelka no llegó a entenderse ni con el entrenador, ni con sus compañeros, ni con la afición, que le dedicó alguna que otra pitada en el Santiago Bernabéu. La polémica más sonada fue cuando debido a una suplencia, el futbolista se declaró en rebeldía y se negó a entrenar.

El Real Madrid tomó medidas le sancionó económicamente y apartándolo durante 45 días. Nicolas Anelka llegó a declarar que el equipo le estaba tratando como a un perro y que, si la situación continuaba así, se iba a marchar. Pocos días después, volvió a salir ante la prensa y pidió perdón al club y a los aficionados, por lo que fue readmitido en la dinámica habitual de la plantilla.

Anelka era un delantero veloz, con una gran habilidad para desmarcarse y muy buenas capacidades técnicas, pero su carácter y personalidad provocaron que, tras la llegada de Luis Figo por 60 millones de euros, saliera del Real Madrid rumbo a Francia, para regresar al PSG. Los parisinos pagaron 34 millones de euros por él, que aún tenía un buen cartel, así que los blancos, con Florentino Pérez recién llegado a la presidencia, recuperaron casi el 100% de lo que invirtieron un año atrás.

Tras salir del Real Madrid, Nicolas Anelka ha ido dando tumbos de equipo en equipo, sin llegar a brillar como se esperaba en sus inicios. En su segunda etapa en París duró un año y medio, salió cedido al Liverpool y una vez finalizado el préstamo, el Manchester City pagó 20 millones de euros por él. En los ‘citizens’ hizo sus mejores años, marcando 36 goles en 2 temporadas, repartidos entre Premier y Copa de la UEFA.

En enero de 2005, el Fenerbahçe turco fichó a Anelka por 7 millones de euros, en el país otomano permaneció hasta agosto de 2006, cuando cambió a los canarios amarillos por el Bolton Wanderers británico. Vestido con la camiseta de los ‘Trotters’ aguantó hasta que el Chelsea lo contratara por 20 millones de euros en enero de 2008.

En el conjunto de Stamford Bridge fue donde más tiempo estuvo el bueno de Nicolas, desde su llegada hasta su marcha en enero de 2012 jugó 183 encuentros marcando en 59 ocasiones. El Shanghai Shenhua de China no pagó nada por su pase, para que, de nuevo, un año después, la Juventus lo repescara de Asia otra vez a coste cero. En Turín casi no disfrutó de minutos y tras 6 meses rescindió su contrato y volvió a ‘las islas’ para estar a los servicios del West Bromwich Albion.

En marzo de 2014 se fue a la India para jugar en el Mumbai, el último equipo se su carrera. En el año 2016, Nicolas Anelka colgó las botas como una de las tantas estrellas que nunca llega a brillar del todo. A pesar de ello en su palmarés aparecen trofeos como la Champions, la Premier League, la Serie A, e incluso una Eurocopa, entre otros varios.

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Fotos del texto y portada: Imago.

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