Álvaro Benito: Un posible inspirador para formadores, padres y futbolistas
En la actualidad, los clubes se esmeran en hacer conciliar deporte y estudios, para que ningún chico pueda quedar desvalido en el caso de que no llegue a la cima de este deporte. Ningún entrenador que se precie hipotecaría las opciones académicas de sus entrenados. Es una opción casi empírica. Todos podemos ilustrar con ejemplos de compañeros de pupitre que se desentendían por completo de los estudios ya que se consideraban futuros futbolistas de primera división. El proceso de reciclaje posterior, cuando sus aspiraciones se veían truncadas por lesiones o porque no se les concedía la oportunidad de dar el salto, se antoja muy complicado, casi traumático.
El entrenador del Juvenil C, Álvaro Benito Villar es el ejemplo de madurez, entereza y de flexibilidad que se debería utilizar por parte de todos los formadores. Los padres deben remitirse a su historia para advertir que el fútbol puede ser compatible con la ascensión emocional y la formación.
Con el tiempo se le recordará vagamente, porque Álvaro Benito va a erigirse en uno de los mejores entrenadores españoles. Será cuestión de 5 años a lo sumo pero, a día de hoy, los representantes de mi generación evocamos un Álvaro Benito futbolista, inteligente, con clase, con un talento especial. Superaba todas las etapas de la cantera blanca y se hablaba de él como futuro titular. De hecho, Víctor Sánchez del Amo, cuya buena carrera futbolística es indudable, era un jugador bastante menos dotado en casi todos los aspectos que Álvaro. El desenlace precipitado de su etapa como futbolista, la cruenta lesión de rodilla nos privó a todos de haber disfrutado de un justo heredero de La Quinta… A finales de los 90 el apoyo asistencial a los deportistas era inexistente. Se conocen muchos casos de futbolistas que caían en desgracia y que nunca más recuperarían el sentido de sus existencias.
No fue el caso de Álvaro. Como todos los futbolistas con una fina visión de juego, Álvaro era una persona entregada al fútbol y al Real Madrid pero también reunía otras cualidades. Entre ellas la valentía. Después de ser tenaz y cerril, de intentar volver a ser futbolista, decidió dedicarse a la música. Creó el grupo Pignoise y fue capaz de granjearse un hueco en un mercado poco abierto. Había triunfado. No por haber adquirido fama, éxito o valor sino, más bien, por haberse rebelado ante el infortunio. En vez de sentirse en desgracia, Álvaro alteró el guión para ascender en otro apartado totalmente distinto.
Quizá otro se habría olvidado del fútbol, pero el amor de Álvaro hacia ese deporte iba más allá. Soslayó los momentos más duros, el desgarro emocional que le supuso retirarse después de tantas operaciones baldías. Álvaro quería seguir ligado a su deporte. Se sacó el carné de entrenador y se le descubrió como tertuliano. A uno le disuaden los entrenadores de trayectoria irregular que se exponen en los medios, reprobando preferentemente a Zidane, escrutando errores tácticos y, también, ejerciendo una supuesta superioridad moral sobre los periodistas. Álvaro, en cambio, es directo, didáctico, buen comunicador y no tiene reparos en coincidir con el periodista de turno. Respetuoso y reflexivo. Da gusto escucharle.
Con buen criterio el Madrid le otorgó la posibilidad de formarse como técnico. El Juvenil C es su prolongación. Un equipo ofensivo que no pierde el orden, equilibrado, exigente. En todo momento pide más a los suyos y con equilibrio les hace ver que la realidad de «goleadas» es absolutamente provisional, que para triunfar y llegar a lo más alto deberán estar preparados para encuentros reñidos, donde solo los jugadores con carácter sobreviven. Esta semana ha guiado a su grupo a un prestigioso título internacional. En vez de vanagloriarse por ello, Álvaro ha hecho hincapíe en lo humano. En RMTV ha relatado durante esta semana que la clave reside en la convivencia, que él considera buena porque «no hay grupitos, y todos los jugadores se relacionan con todos». Esa observación es propia de alguien que ha habitado distintos vestuarios. Conoce las claves.
Hoy ha vuelto a la liga. Álvaro ha conseguido que no existiera relajación. En las imágenes se le veía exigir a los suyos, pidiendo que cumplimentaran su ideal principal: «No dejamos de atacar, tenemos que seguir atacando». El motivo es obvio. Entrena al Madrid, y además a un Madrid brillante plagado de jugadores sobresalientes.
Para mí Álvaro Benito es un auténtico héroe. En cierta ocasión estaba en la cabina de RMTV y apareció, me dio la mano. Sin conocerme. Próximo. Cercano. Sonriente. Se me olvidó decirle que en mi adolescencia lloraba con una canción de Pignoise. Confieso haberlo hecho alguna vez. En la actualidad, disfruto de su faceta como entrenador. Comentar los partidos del Juvenil C también es emocionarse, aunque sin derramar lágrimas. Uno ya no es adolescente.