Sentimiento Real | El efecto ilusión
No era ninguna sorpresa el fichaje de Hazard por el Real Madrid. Pedrerol lo llevaba anunciando desde antes de su primera cana y el espectáculo estaba en saber cuándo lanzaría el club el comunicado oficial. El madridismo, ese mismo que dice no consumir periodismo deportivo, le compró el discurso al presentador y éste, listo como él solo, mantuvo a toda una afición pendiente de su programa.
Parecía que había partido el día de la presentación del belga. Los madridistas, ávidos de ilusión, se volcaron e hicieron que el Bernabéu presentara mejor cara que cualquier fin de semana de la nefasta temporada pasada. La madre de Hazard no pudo reprimir las lágrimas, que es lo mismo que me pasa a mí cada vez que el jeque del PSG abre la boca.
Florentino está siendo este verano el presidente que conocimos. El de los grandes fichajes, el que desembolsa millones de euros le duela a la monja que le duela. Rodrygo, Jovic, Rodrygo, Mendy, Hazard, Rodrygo…y todavía queda verano para fichar tres o cuatro veces más a Rodrygo. El presidente sabe cómo alimentar nuestro corazón, maltrecho después de la temporada que se han marcado nuestros muchachos.
Ahora suena Pogba, pero antes habrá que volver a fichar a Rodrygo. De hacerse realidad, el fichaje del francés junto con el del belga, serían los más ilusionantes, pero nada comparado con Mbappé. Kylian es nuestro sueño más húmedo. Desde Cristiano, el madridismo no había deseado tantísimo a alguien. Si algún día viniera, este verano, el próximo o en otra vida, el Bernabéu se iba a quedar pequeño. Nos íbamos a colgar hasta de la cubierta retráctil para acudir a su presentación. La gente detendría sus vidas, sería fiesta en la luna y en Marte. La ilusión que nunca nos falte, ni las finales en mayo, ni Florentino cada verano.