El Rincón de Apple Tree | Déjà Vu

16 abril 2019 - 13:30
El Rincón de Apple Tree | Déjà Vu

Esta sensación ya nos es conocida. Esta condición de favorito que otorga la ventaja de campo, plantilla y desempeño durante la fase regular, es similar a la del año pasado, salvando las diferencias. Si el año pasado no tuvimos ventaja de campo fue por un triple empate propiciado por una postrera derrota de Olympiacos en Málaga. Aún así, y de no disponer de la ventaja de campo existía ese favoritismo blanco pero con reservas ante la baja de uno de los motores blancos: Sergio Llull.

Pues este año es similar. El rival es el mismo y volvemos a estar faltos de la vitamina C que aporta Sergio al equipo. Esté peor o mejor, que este año ha tenido muchos altibajos, aporta a las huestes blancas la confianza que daba el Cid muerto a lomos de Babieca (si es que su caballo le sobrevivió). Sin él ya hemos hablado de la importancia de cómo pueda resolver la papeleta Prepelic y de cómo esté Facu que, ahora sí, está dando muestras de llegar bien.

Al igual que el año pasado, este Madrid ha estado irregular durante toda la temporada. Igualmente ha perdido la final de copa ante el Barcelona de manera similar (no, no voy a hablar de ello) y ha alcanzado los playoff de la Euroliga con una sensación de reservar esfuerzos y juego que ha podido costarle unos cuantos partidos.

Ya no hay lugar a más reserva posible. Hay que salir a morder desde el minuto 1 porque si algo es importante en un playoff a la europea (de 5 partidos), es que el que golpea primero, golpea dos y hasta tres veces… salvo que queramos hacer otra similitud con el año pasado y perder el primer partido de forma escandalosa. Eso sería jugar muy fuerte con el corazón de la afición madridista y no creo que Pablo Laso lo permita.

Y si algo demostró el Real Madrid el año pasado fue esa capacidad de “estar” los días que había que estar. O por decirlo de otra manera, ir cumpliendo los objetivos que se le iban presentando a medida que se iban agotando las segundas oportunidades. Incluso tras un desastroso inicio, fue capaz de recomponerse y sacar la eliminatoria adelante cuando todo pintaba muy negro.

A esas similitudes nos aferramos los madridistas para encarar el playoff. A ese “esto ya me suena” y a factores como poder utilizar conjuntamente a Thompkins y Randolph. Ambos serán clave, tanto en anotación como en dar el nivel en esos partidos físicos que plantearán desde el banco de Pitino. A esa ausencia de Llull, que hará multiplicarse a Campazzo y al buen estado de forma de Rudy, que produce sin parar y a un Tavares que ya dio muestras en el OAKA de lo decisivo que puede ser cuando se le utiliza adecuadamente.

A todo lo dicho anteriormente nos agarramos y a algo que siempre me viene a la cabeza en situaciones similares. Se trata de ese respeto que nunca parece haberse ganado un equipo del que se duda a la mínima oportunidad o pequeña fisura en su estructura. Es una frase que quizá podrían aplicarse aquellos que suelen dudar constantemente sobre el rendimiento de este Real Madrid y que cuando la dice un yanqui mola más, pero ¡ay si la dijéramos aquí!: “We had nonbelievers all along the way, and I have one thing to say to those nonbelievers: Don’t ever underestimate the heart of a champion” (*)

 

* Hemos tenido “no creyentes” durante la temporada, y tengo algo que decir a estos “no creyentes”: Nunca subestimen el corazón de un campeón. Rudy Tomjanovich, entrenador de los Houston Rockets tras ganar su segundo anillo consecutivo de la NBA en 1995

Foto: MARCA

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