#MiradaBlanca | Agoreros de enhorabuena
Lo que muchos agoreros llevaban esperando meses ha ocurrido. Sergio Llull ha vuelto a caer lesionado (afortunadamente en esta ocasión no es tan grave) justo en el peor momento de la temporada, cuando vamos a jugarnos nuestro pase a la final Four.
De esta forma, el Madrid va a tenerse que jugar las castañas ante el Panathinaikos de Rick Pitino sin la presencia del lesionado menorquín (no, Diario As, tal y como os lo aclaró él mismo, no es mallorquín) y con apenas un base puro en la cancha como es Facundo Campazzo. Un Facu que, para más inri, pasa por -tal vez- su peor momento en toda la temporada: con las piernas bastante cansadas y sin frescura mental su porcentaje en el tiro ha bajado alarmantemente.
Así pues, no es de extrañar que los más pesimistas ya hayan saltado al ruedo para dar por perdida la temporada y, de paso, atizar a Laso y a toda la directiva. Y es que, ¿cómo no se les ocurrió fichar un tercer base para estos momentos? Si se iba Doncic y estaba claro que Llull no iba a aguantar. Si Teodosic o De Colo seguro que habrían venido por dos duros para jugar 15 minutos por partido. Y es que si el yoyadijismo es toda una corriente al alza en el Twitter-Madrid de los pies, imagínense en el de las manos, en el que llevan más de siete años sin poder abrir la boca.
Con esto no quiero decir que yo no estaría más tranquilo con otro base, está claro que sí. Pero no nos engañemos, ese tercer base habría sido como mucho un Randle que, aunque a priori es más puro que Prepelic, seguía sin ser un director. Eso y que el año pasado en el único partido que aportó fue el que se perdió de forma clara. Por supuesto que este año no tendremos el empuje de la reaparición de Llull pero también contaremos con la ventaja de cancha y, a priori, un Anthony Randolph presente. Somos los actuales campeones y no debemos temer a nadie. Si logramos vencer en el OAKA en un partido en el que no nos jugábamos nada y ellos todo, por qué no vamos a ser capaces de sacar adelante tres partidos en casa o dos en casa y uno fuera por muy importante que sea-que lo es-la baja de Llull.
Porque que nadie se engañe. Esos mismos que ahora lloran por la baja del menorquín son los mismos que hace una semana le acusaban de pasar todos los bloqueos por detrás, de lanzar sin posición y con porcentajes con horribles, de no saber dirigir al equipo y, si les dejan, hasta de ser el asesino de JFK. No, yo no echaré de menos tener un base, yo al que echaré de menos es al propio Sergio Llull, a un líder sobre el campo. Pero eso no nos debe ahogar sino incentivar para que su espíritu ganador se transmita desde la grada y por una vez la cancha ateniense parezca un solar comparado con el WiZink Center. Estoy convencido de que los compañeros van a intentar darle el pase a Vitoria y con la ayuda del público eso estará muy cerca.
Así pues, el que ya no confíe en el equipo me parece muy bien que no lo haga. Yo, mientras que nos quede un solo segundo de vida en cualquier competición seguiré apostando por un equipo que nunca me ha defraudado y mucho más si todavía no hemos iniciado una serie que estoy seguro nos vamos a llevar.