#Opinión | El reto para la pizarra de Laso
El Real Madrid de Baloncesto, El Real Madrid de Pablo Laso, volvió a perder ayer frente al Barcelona de Svetislav Pesic. En una época en que nadie discute el reinado de los de Laso en el baloncesto nacional, y en el que el Real Madrid es uno de los claros dominadores en Europa, Pesic parece haber encontrado la fórmula para desactivar al Real Madrid.
De los 8 enfrentamientos entre los dos equipos desde que Pesic llegó al banquillo azulgrana, el Barcelona ha ganado 6, 4 de ellos esta temporada.
Pero además de ese dominio numérico, hay algo más detrás. El partido de ayer deja una clara sensación de dominio barcelonés. Se juega como quiere el Barcelona, se juega como quiere Pesic.
Las defensas se imponen a los ataques y el contrataque del Madrid, su gran arma, no sale a relucir. Y es ahí, en la defensa, donde Pesic impone su ley.
En el partido de ayer, los dos bases del Barcelona comenzaban con una presión, una defensa agobiante, que desarticuló a Llull y a Campazzo perdidos en una pelea que no les reportaba nada. Solo desgaste. ¿Ganó ayer Campazzo su titánica pelea con Pangos? Pues no lo sabemos, pero da igual. En realidad es esa pelea lo que beneficia a Pesic y a su equipo. Ganó Pesic.
Como consecuencia de esa pelea el Madrid queda desdibujado. Todo el juego del Madrid queda limitado a tiros exteriores, muchas veces precipitados y otras en final de posesión, de Llull, o en una búsqueda de Carroll, que no es suficiente.
El balón no circula, no fluye, y el Madrid se desespera. Toma malas decisiones y sus porcentajes de tiro se resienten.
La enorme calidad de la plantilla del Madrid ofrece arrones, momentos que sostienen al equipo, pero que no son suficientes para imponerse.
Por otro lado El Madrid no despliega ese poderío defensivo que demuestra el Barcelona.
Donde el Barcelona es capaz de neutralizar el perímetro de su rival, el Madrid se ve incapaz de detener a un Thomas Heurtel que crece y crece en sus partidos contra los blancos. Ha sido MVP de las dos últimas fases finales de la copa del Rey y nadie parece capaz de pararlo.
Esa defensa que el Real Madrid es capaz de desplegar ante rivales como CSKA o Fenerbahce, parece no funcionar contra este Barcelona.
¿Ha encontrado Pesic la criptonita contra el Madrid de Pablo Laso?
Pues de momento sí, parece que sí.
Pero si algo nos ha demostrado Pablo Laso, y su equipo en los últimos años es que hay que confiar en él. Que cuando las cosas parecen torcerse, que cuando hay dificultades y la gente se baja del carro, es cuando aparece con más fuerza, se reinventa y gana.
Lo hizo cuando el Barcelona de Pascual dominaba. Lo volvió a hacer cuando se le acusaba de jugar bonito, pero no ganar; con cambios en el equipo técnico incluido. Lo volvió a hacer cuando una plaga de lesiones asoló al equipo, y parecía que estábamos ante una temporada perdida. Y lo hizo cuando el Panathinaikos parecía estar en otro nivel físico y sacaba al Madrid del campo.
Ahora es el momento de estudiar, de analizar al rival, de establecer un plan de juego. De hacer valer los principios que han llevado a este equipo a estar donde está y sobre todo de creer en sí mismo.
El Barcelona ha cuajado un gran equipo, nadie lo duda. Pero en mi opinión, el techo de la plantilla del Madrid es superior. Debe de alcanzar ese techo. No puede permitirse el lujo de especular, de jugar a medio gas. Ahora toca poner la máquina a tope y desplegar su mejor versión.
Un equipo que domina durante un largo periodo de tiempo, como es el caso de este Real Madrid, debe de encontrar nuevos retos, nuevas motivaciones que le permitan estar arriba. El Madrid aquí tiene uno y muy grande.
Toca apretar los dientes en defensa, cerrar el rebote, tomar buenas decisiones, circular el balón y jugar muy físico. Toca hacer cosas diferentes y sobre todo, toca sacar lo mejor del equipo, llegar a ese techo y desactivar la pizarra de Pesic.
El Madrid necesita jugar a muchos puntos. Debe de liberar el talento de los Llull, Campazzo, Rudy, Carroll, Randolph y Thompkins. Pero eso solo se consigue desde tener el control del juego. Desde una defensa sólida, desde cerrar el rebote, desde la calma. Eso permitirá una correcta circulación del balón y el resto saldrá solo.
Para los aficionados, toca disfrutar de una batalla que se antoja preciosa. Y eso es una excelente noticia para el baloncesto, de las que no sobran.
Texto: Paco Gallo
Foto: Mundo Deportivo