El Real Madrid Castilla madura y despega

4 diciembre 2025 - 16:30
Los jugadores del Real Madrid Castilla celebran un gol con el banquillo.

ÓSCAR ESPINAL - MADRIDISTAREAL

El filial de Arbeloa consolida su metamorfosis, de las dudas del arranque a un equipo que compite, madura y se reconoce en cada victoria

El Castilla vive un momento que ya no admite dudas, sino constataciones. Lo que comenzó como una intuición de Arbeloa casi como un susurro en mitad de la tormenta hoy se ha convertido en una verdad luminosa: este equipo ha crecido. Ha aprendido. Ha dejado atrás el temblor juvenil para abrazar una madurez competitiva que se palpa en cada jugada y en cada celebración.

Los números lo refrendan: 11 puntos más que la pasada temporada a estas alturas, seis victorias adicionales, siete triunfos en las últimas nueve jornadas y cinco consecutivos en el Di Stéfano. Pero más allá de la estadística, hay una sensación colectiva que lo envuelve todo: este Castilla ya no es un proyecto, es una presencia.

La metamorfosis del equipo: cuando la juventud aprende a competir

“Cuando dejemos de jugar como juveniles, las cosas mejorarán”. Aquella frase, pronunciada por Arbeloa tras la racha de cuatro derrotas iniciales, sonó a advertencia… pero también a promesa. Y hoy, con el paso de las semanas, se ha convertido en profecía cumplida.

Porque el equipo no solo corrigió errores: comprendió la categoría. Asumió que competir en Primera Federación no se trata solo de talento, sino de no regalar nada, de sostener la mirada ante rivales expertos, de entender cuándo arriesgar y cuándo resistir.

Arbeloa lo resumió con claridad quirúrgica: “Estábamos perdiendo partidos por errores propios de la juventud… En cuanto hemos sabido competir, lo que significa la categoría, los resultados han llegado”.

César Palacios, con el brazalete de capitán del Real Madrid Castilla.
REAL MADRID

Y vaya si llegaron. Mes y medio después de aquel pequeño terremoto, el Castilla pisa el acelerador sin levantar la vista del horizonte. Es cuarto en la clasificación, segundo equipo con más victorias del grupo y uno de los que más personalidad desprende jornada tras jornada. Todo ello con un detalle que engrandece aún más la narrativa: en 13 de los 14 partidos disputados, el once inicial tuvo una media de edad de 19 años.

El éxito, por tanto, no es solo deportivo: es formativo. Es simbólico. Es la prueba de que el plan juvenil no es un eslogan, sino una convicción.

El Castilla 19.0: madurez precoz, identidad eterna

Cada semana el equipo transmite una idea cada vez más clara: el Castilla no necesita disfrazarse de nada. Juega a lo que cree, compite como exige la categoría y crece como solo crecen los equipos que se miran a sí mismos con honestidad.

Frente al Barakaldo rival durísimo, con solo dos derrotas hasta entonces el filial dio otro golpe sobre la mesa: personalidad para llevar el mando, valentía para atacar, madurez para interpretar cada tramo del partido. Un triunfo que Arbeloa definió como “de mucho mérito” y que simboliza esta etapa de plenitud creciente.

Los chicos ya no miran la clasificación con el vértigo del inicio, sino con la calma madura de quien sabe que pertenece al lugar que ocupa. Seis jornadas consecutivas en puestos de promoción. Un fútbol reconocible, ambicioso, cada vez más sólido. Una convicción compartida.

Y detrás de todo, la figura del técnico: guía, maestro, y, en cierto modo, profeta.

Álvaro Arbeloa da instrucciones en su primer partido en el banquillo del Real Madrid Castilla
REAL MADRID

Porque su profecía no necesitó grandilocuencia para convertirse en realidad: le bastó con creer en los jóvenes, sostenerlos en la tormenta y convencerlos de que madurar no es renunciar a la esencia, sino elevarla.

Hoy, el Castilla es exactamente eso: esencia elevada. Juventud que compite. Un equipo que, sin dejar de ser niño, ya sabe ganar como adulto.

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