#Opinión | De la guerra de los Balcanes a la guerra mediática
Sobreviviente de uno de los conflictos bélicos más crudos y lamentables que se han vivido en la contemporaneidad. Con el césped verde como norte en lugar de un campo minado. Con un par de zapatillas de fútbol, en lugar de unas botas militares. Con la hospitalidad como bandera, en lugar de la hostilidad. Con la paz en el corazón, en lugar de la guerra. Con las manos abiertas para pedir el balón, en lugar de un fusil… Así surgió ese pequeño y delgado joven que hoy conocemos como Luka Modrić.
Esta clase de problemas suelen traer consigo grandes historias de superación. La de Luka, con toda certeza, no es la única. Pero sí tiene algo que la diferencia del resto: ese niño de contextura delgada y cara alargada, ayer, se convirtió en el mejor futbolista del mundo. «The Best», «Balón de Oro», «Ballon d’Or», «UEFA Best Player Award»… No importa el nombre del título, importa el intérprete que se los ha llevado todos a casa con la humildad que siempre le ha caracterizado.
Del Dinamo de Zagreb hasta el Real Madrid, un largo trecho que vivió una lucha importante cuando quiso dejar al Tottenham para jugar en el Bernabéu. «40 millones para tapar vergüenzas», tituló un diario cuando Florentino Pérez presentó a Don Luka; una portada que también auguraba un gran futuro para Alex Song, futbolista camerunés fichado por el Barcelona que terminó por diluirse en la nada. Desde ese día, Modrić ha lidiado con otra clase de guerra: la mediática.
El periodismo español, como el de casi todos los rincones del planeta, posee exponentes decentes y otros no tan decentes. En estos años en los que «Lukita» ha coincidido en el mediocampo con hombres como Xabi Alonso, Khedira, Di María, Casemiro o Kroos, siempre ha sabido mantenerse haciendo lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol y divertirse como nunca.
Sin embargo, el «problema» para una parte de la prensa parecía ser que no se le daba el reconocimiento que merecía. Decían, ya hace un par de temporadas, que el mejor jugador del Madrid no era Cristiano sino Modrić. Que sí, Cristiano hacía los goles, pero quien le daba juego al equipo era el croata. No digo que estuviesen errados, lo que digo es que, ahora, la incoherencia los delata.
Ganó su tercera Champions al hilo y lo hizo cumpliendo un rol tan importante como siempre. Llegó al Mundial tras haber jugado todo lo que podía jugar con su club. Clasificó como líder de grupo, por encima de la Argentina de Messi. Jugó tres prórrogas consecutivas en cada fase final de la Copa. Llegó a la final y, aunque sin piernas, lideró a su equipo para batallar ante una Francia más que favorita. Modrić lideró a un equipo del cual solo conocíamos a Rakitić y a Mandzukić, probablemente. Y ese también es el mérito.
Esa misma parte de la prensa que decía lo que decía sobre el croata en comparación con el portugués, ahora, curiosamente, dice que no, que él no merecía este premio, que ni siquiera está por encima del jugador de la Juventus o que Griezmann lo merecía por ser campeón.
Que quede claro: Griezmann estuvo a la sombra de Mbappé a lo largo del torneo. No rindió de su mejor manera y el propio Deschamps lo sabía. En más de una oportunidad le sustituyó para buscar un revulsivo desde el banquillo con Lemar o Fekir. No soy quien para decir si tiene más mérito ganar un Mundial con todos los nombres que hay en la selección francesa o quedar subcampeón con las limitaciones de Croacia. Pero lo que sí es una hipocresía es menospreciar el trabajo de Luka durante todo un año sin parar solo porque, ya al final, David no pudo vencer a Goliat. Así, tras una década de hegemonía luso-argentina, este David venció no a uno sino a otros dos Goliats en la gala del Balón de Oro. No es ni Messi ni es Cristiano, es Luka Modrić. Y acaba de escribir su nombre con más fuerza y ahínco en la historia de este hermoso deporte.
Ante esa guerra se enfrentó el croata durante los últimos meses y, seguramente, seguirá haciéndolo en el porvenir. De igual forma, Lukita es un triunfador tanto de la vida como del fútbol. Y a esta clase de personas siempre las quiero en mi vida, así como a esta clase de futbolistas siempre los quiero en mi equipo.
Gracias por tu fútbol, Luka.
Texto: Simon Antonio Do Couto
Foto: RealMadrid.com