#Opinión | Al César lo que es del César
En las derrotas, en las caídas, en cualquier tropiezo, desde el más mínimo hasta el más calamitoso, es muy sencillo despotricar en contra de quien yace perdido en el terreno de juego tras 90 minutos. Y si se trata del Real Madrid, esa férrea crítica –a veces con razón– llega incluso antes del pitido final.
Aunque con este equipo ocurre algo curioso: aun ganando en el Olímpico de Roma por 2-0, llueven las críticas. Si se jugó mal y se perdió en Ipurúa, preguntan por qué jugó Ceballos y no Llorente; ahora que Marcos ha jugado ante los romanos, preguntan por qué no jugó Isco… Y así seguirán hurgando entre polémicas inexistentes.
Puede ser difícil apreciar algo de claridad en un túnel a oscuras, sin embargo, ayer el Madrid encendió una pequeña bombilla mientras encuentra su ruta hacia el final de la difícil travesía que está siendo esta temporada, su camino hacia esa luz que está al final.
En Roma se erigió un jugador clave, figura de este duelo. Hablo de Marcos Llorente. El entrenador decidió, a fin de cuentas, contar con un mediocentro defensivo puro, en lugar de experimentar con algún otro jugador, y los resultados se notan. Así como jugar con Odriozola como lateral en lugar de usar a Lucas. Fueron 54 pases de Llorente con 51 aciertos: 94% de precisión. Además, recuperó siete balones para el equipo blanco. Cabe acotar que fue su debut en Champions esta temporada y demostró que puede como el que más. Lo hizo y no en cualquier campo, lo hizo en el Coliseo Romano, campo que albergó una de las dos semifinales de este torneo el año pasado.
Así como es fácil resaltar lo malo en épocas duras, se hace difícil resaltar lo bueno. Pero hay que decirlo: al César lo que es del César, a Solari lo que es de Solari y a Llorente lo que es de Llorente.
Texto: Simón Antonio Do Couto
Foto: AS