#Opinión | Razones para dar el salto hacia la Liga Europea
De chantajes habla la UEFA cuando es preguntada por la idea de los grandes clubes europeos de formar una Superliga europea que reúna a los equipos más destacados del Viejo Continente. A los dirigentes de este organismo no les agrada que exista esta posibilidad y hablan de rebelión en los clubes. Pero la realidad es que quien se revela ante este proyecto que tarde o temprano se ejecutará y que supondrá la evolución y el progreso del fútbol son precisamente las instituciones organizadoras de las competiciones. UEFA, FIFA y las ligas nacionales saben que con una liga europea organizada por los clubes pierden ellos y ganan los mismos clubes y sus aficionados. Se rebelan amenazando a los jugadores con no disputar los campeonatos que organizan, como el Mundial, que es posiblemente el torneo que más atrae a los futbolistas. Olvidaron que la Superliga estaría compuesta por los mejores clubes, quienes tienen a los mejores jugadores.
Por lo tanto, resulta obvio que estos organismos tienen las de perder si los artistas del balón decidieran comprometerse con sus respectivos equipos. Tebas, por su parte, tampoco está contento con la idea y, consciente de lo que supondría para las ligas comésticas este nuevo torneo, la única solución que propone para promocionar y conseguir el auge del campeonato que preside es llevarse partidos al otro lado del charco, medida que satisface los intereses económicos de la LaLiga pero que perjudica directamente a los clubes y a sus hinchadas, además de suponer una adulteración del campeonato puesto que habrá un club que juegue un partido menos en casa que el resto. Tiene a clubes, Federación, organismos y futbolistas completamente en contra. El presidente de LaLiga ha dudado de la responsabilidad de los presidentes de los mejores clubes europeos y les ha acusado de tomar decisiones haciendo cuentas inútiles y sin sentido. Anda que lo de Estados Unidos ha cuajado.
Mayor repercusión para los partidos de máximo nivel
Florentino y su junta directiva se sienten atraidos por la creación de una Superliga europea al margen de la UEFA bajo las normas de los propios clubes. Ello no requiere renunciar al campeonato doméstico, el cual podría pasar a disputarse entre semana, mientras los grandes partidos se jugarían los fines de semana. Las eliminatorias de la Champions tienen una repercusión inmensa, mueven a miles de aficionados y a cientos de medios de comunicación, se paraliza todo en los partidos decisivos de la competición pese a jugarse en días laborables. Esta repercusión se vería franca y notablemente ncrementada jugándose en fines de semana, más aficionados visualizarían los encuentros en la televisión, lo cual multiplicaría los ingresos de estos, y los aficionados podrían disfrutar bastante más de las grandes tardes y noches de sus equipos. Creo que a todos nos agrada la idea de que un Real Madrid-Bayern de máxima trascendencia se juegue un domingo mientras que los partidos contra equipos de media y baja tabla se disputasen los martes o miércoles. Además, sólo hay que ver el enorme éxito que ha tenido la Euroliga en baloncesto. Ese debe ser el modelo a seguir.
Punto y final al dopaje financiero
El problema más grande al que se enfrenta el fútbol a día de hoy es a la financiación ilegal por parte de países o empresas a clubes con un propietario o accionista máximo, convirtiéndose estos en los llamados Clubes-Estado, como PSG o Manchester City. Recientemente hemos podido conocer las artimañas de UEFA y FIFA para encubrir y pasar por alto el dopaje financiero al que han recurrido estos poderosos clubes, el cual todavía no ha tenido consecuencias pese a existir indicios evidentes de la recurrencia de dichos equipos a estas prácticas. Una Superliga europea controlada por los clubes, al margen de instituciones como UEFA, significaría el punto y final de esta trampa. Supondría una limpieza necesaria para el fútbol y todos pelearían en igualdad de condiciones.
Por el espectáculo en el mejor escenario del mundo
La Superliga europea podría ser efectiva muy pronto, y podría coincidir con la inauguración de un reformado Estadio Santiago Bernabéu, que tras la aprobación del proyecto, se convertirá en el estadio más espectacular y rentable del mundo. Una casa de tal embergadura debe acoger partidos de gran nivel cada fin de semana. Recibir al Bayern, a la Juventus o al Liverpool en un sólo mes en una competición tremendamente apretada generaría una emoción feroz en un templo colosal. Esto no sólo ayudaría al espectáculo dentro del terreno de juego, también el ambiente de nuestras gradas sufriría una metamorfosis para mejor y esto ayudaría a rebajar la cultura acomodada del público del Bernabéu.
Un calendario flexible y razonable
El fútbol actual tiene un trasfondo físico abismal, los futbolistas tienen que estar perfectamente preparados para los grandes esfuerzos a los que deben enfrentarse. Una Liga europea restaría importancia a la Liga, por lo que probablemente ambas competiciones tendrían un número de participantes inferior al que se tiene ahora, 32 en la Champions y 20 en la Liga. Esto sin duda haría disminuir la carga de partidos en el calendario, algo que probablemente no nos agrade a los aficionados pero que sí seguramente agradecerán futbolistas, cuerpos técnicos, preparadores físicos y médicos. Vamos, lo agradecerían los equipos. Aunque tal vez lo ideal sería llevar a cabo esta reducción en los partidos internacionales, que se juegan muchísimos encuentros inútiles e intrascendentes a lo largo de la temporada para beneficiar los bolsillos de las federaciones.
Mayor autonomía por parte de los clubes
Una Superliga europea creada y dirigida por los clubes supondría un incremento de su autonomía dado que no estarían limitados a obedecer lo que las instituciones marcan. Los clubes crean sus propias normas, consensuadas entre todos. Generaría más libertad a la hora de hacer negocios, fichajes y modelos deportivos, siempre y cuando no se lleven a cabo con financiaciones ilegales.
Los grandes clubes europeos apuestan por formar esta Superliga europea. Les supondrá mayores beneficios en todos los sentidos y el fútbol evolucionaría. Se globalizaría y el espectáculo será mucho mayor y los aficionados disfrutarán más del deporte rey.
Texto: Víctor Ortíz
Foto: AS