#SentimientoReal | Vuelve, Modric
Después de un final de temporada fantástico con el Real Madrid y un Mundial estratosférico con su selección; después de tontear con el Inter y de volver a España como si nada, Luka Modric desapareció.
Estuvo jugando regularmente con Lopetegui (ay, Julen) y también lo hace con Solari (¡vamos, Santi!), porque cualquiera no se atreve a poner a Modric en su equipo titular, aunque esté mal. Porque Luka está realmente mal. Lo único que se me antoja reseñable del pequeño croata en los meses que van de competición es la asistencia a Benzema en Vigo, en el último partido del Madrid antes del parón por la tontería esa de las selecciones. Aún así, a pesar de que no está ni al cincuenta por ciento de su nivel, Modric le pone al asunto corazón y entrega, que es lo que se pide cuando el fútbol te abandona. Eso que Asensio no quiere hacer.
Yo siento debilidad por Lukita. Que levante la mano el madridista que no se echó a temblar este verano cuando salían informaciones del Inter. Que tire la primera piedra aquel madridista que no abrazaría a Luka cada mañana y le daría un beso de buenas noches. No es sólo su fútbol, es él. Un tipo entrañable, que cada vez que ha abierto la boca, en las buenas y en las malas, lo ha hecho con sensatez y coherencia, con esa voz profunda como sus pases con el exterior, con una media sonrisa que lo convierte en tierno y amigo.
En Modric no habitan gestos de cara a la galería, no busca gustar porque sí. Modric trabaja, cambia de ritmo y, cuando menos te lo esperas, te mete un pase que es medio gol. No se me ocurre nada que sea más parecido al amor. Cuando menos te lo esperas, ya te has enamorado de Luka y no puedes vivir sin ver su melena rubia siendo sacudida por el viento. No puedes estar sin verlo levantar la vista y encontrar al compañero mejor posicionado. Y si lo has visto alguna vez celebrar los goles…entonces estás perdido. Tan feliz, con su sonrisa imperfecta, un salto que llega hasta el tercer anfiteatro del Bernabéu, ese abrazo que todos queremos recibir de él…Quiero demasiado a ese pequeño croata que llegó para tapar vergüenzas y no ha hecho otra cosa que cerrar bocas.
Ojalá vuelva a ser el que fue. Ojalá ese Modric enérgico, capaz de aparecer en cualquier parte del campo para robar un balón y, a continuación, con tres dedos, convertirlo en la asistencia perfecta. Ojalá el tiempo que nos quede de él en el Madrid sea para disfrutarlo como hemos estado haciendo hasta ahora. Ojalá yo pueda quitarle la coma al título de este artículo.
Texto: Paula Pineda
Foto: RealMadrid.com