Una vez más, Aurélien Tchouaméni

2 julio 2025 - 15:30
Aurélien Tchouaméni intercepta un balón a Kolo Muani durante el partido entre Real Madrid y Juventus

Kevin C. Cox/Getty Images

El francés sigue cuajando encuentros brillantes en su nuevo rol bajo las ordenes de Xabi Alonso

Sabíamos que la llegada del técnico donostiarra llegaría con algunas intervenciones propias de cirujano bajo el brazo. A corazón abierto. La plantilla, en cuidados intensivos, lo necesitaba. Uno de esos cambios notables es el de Aurélien Tchouaméni, que está que se sale como tercer central.

Es quien equilibra, quien permite a los otros dos defensores tener la libertad de saltar cuando es necesario, quien deniega el paso a todo aquel que quiera entrar por dentro, por quien pasa el balón cada vez que hay que iniciar jugada… Xabi está creando una bestia en la zaga. Tan solo dos goles encajados en cuatro partidos: uno de penalti y otro en los minutos finales con un hombre menos desde el comienzo del encuentro. También es responsable del logro.

Es sobresaliente: contundente, seguro y preciso. Tan afinado con la pelota que es el futbolista que mayor porcentaje de pases acertados posee, en concreto, un 98%. Son números a la altura de Toni Kroos o Luka Modric, aunque, para ser justos también hay que decirlo, son toques sin mucho riesgo. Tiene que jugar fácil y así lo hace, no hay más. El fútbol actual va de esto.

Curiosamente, no hace ruido. Se habla, y con razón, de Fede Valverde, de Arda Güler o de Gonzalo García, pero muy pocos mencionan a Tchouaméni, siendo, indiscutiblemente, uno de los mejores. Tampoco le preocupa, pero es importante saberlo.

Tchouaméni da continuidad a su asombroso resurgir

No queda muy atrás el momento en el que la afición daba por finiquitado a Tchouaméni. Razón hay que dar a que sus actuaciones, por aquel entonces, dejaron mucho que desear, pero también hay que entender el contexto: un escenario en el que el, como pivote, tuvo que hacerse cargo del centro de la defensa ante la salvaje plaga de bajas. Sin experiencia en el currículum, de cabeza hacia uno de los trabajos más complejos y exigentes del mundo.

Para muchos, tocó fondo. Recuerdo cuando llegó del Mónaco. Muchos avisaban: «Es la competitividad en persona. Se analiza con profesionales por su cuenta para mejorar día tras día. Está obsesionado». No sabemos qué debió sentir Aurélien en una de aquellas grises noches bajo el nuevo Santiago Bernabéu al recibir aquella intensa pitada, pero lo que está claro es que desde aquel día todo cambió.

Los errores desaparecieron, volvió a transmitir seguridad en sí mismo, en cumplir allá donde un equipo, mermado por aquel entonces, lo necesitara. El madridista se lo reconoció. Los aciertos perduraron, y continúan. Son varios meses ya los que lleva el francés actuando de esta manera. Es de elogiar.

Uno de los más destacados en la recta final de la era Ancelotti, y en el inicio de la de Alonso. Que siga el espectáculo.

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