#SentimientoReal | El odio a Gareth Bale
Al periodismo deportivo español le molesta Gareth Frank Bale. Le molesta tanto el galés que son capaces de inventarse una hernia o de decir que pide el cambio con el Real Madrid para poder jugar con su selección y seguir con su discurso enfermizo hasta el final aunque quede demostrado que no es verdad.
Al periodista deportivo español le molesta que Bale no sepa hablar español. Otra mentira del tamaño de los músculos de Gareth, que habla la lengua de Cervantes en la intimidad, con sus compañeros e incluso con los aficionados madridistas; pero como al periodista deportivo español le responde en inglés se enfada y no respira. A lo mejor porque el periodista deportivo español no tiene ni idea del idioma de Shakespeare.
Pero lo que más enoja al periodismo deportivo español, lo que de verdad le pone de mala leche, le saca de sus casillas y le obliga a dedicarse a la ciencia ficción con el galés, con el único propósito de echarle al madridismo encima, son las cuatro Copas de Europa que Bale ha ganado con el Real Madrid, siendo partícipe en ellas con goles importantísimos, como el que supuso la remontada en Lisboa ante un Atleti que estaba ya con el champán descorchardo y dando saltos en Neptuno; o el penalti en Milán, cojo y dolorido, antes de que Juanfran se convirtiera en leyenda del madridismo; y qué decir de su chilena en Kiev, uno de los mejores goles de la historia de la Champions League junto al de Zidane en Glasgow y, como no tenía bastante Bale, fusiló unos minutos después a Karius cuando el ex portero del Liverpool tenía ya la mente en Houston para justificar su bochornosa final en forma de conmoción.
Al periodismo deportivo español le enfurece también aquella carrera del internacional galés en Mestalla, dejando atrás a Bartra y al Tata Martino, para hacerle un gol al Barcelona que suponía una Copa de nuestro Rey. Sólo por estos goles, por no enumerar muchos más y tantas otras jugadas, son las que escuecen en el seno de las redacciones de periódicos o en las cabinas de radio, donde se escribe con odio de Bale y se hacen comentarios torticeros y malignos.
Se atreven a cuestionar la rentabilidad del jugador blanco, cuando en las temporadas que lleva en España ya ha ganado lo que clubes con más de cien años de historia sólo pueden soñar yendo partido a partido, con coraje y corazón y, sobre todo, animando muy fuerte y con muchas ganas. Tan inolvidable como sus actuaciones en Lisboa, Milán o Kiev van a ser las campañas que lleva en contra Bale, una detrás de otra. Lo bueno es que él termina siempre hablando el único idioma que nos importa a los madridistas: el del fútbol. Pero el periodismo deportivo español no se entera.
Texto: Paula Pineda