#RMBaloncesto | Triunfo veraniego (80-69)
Un proyecto consolidado tiene la capacidad de normalizar la victoria, en cualquier situación, de ser reconocible y afectado mucho menos por los diferentes avatares que empañan las temporadas de los clubes deportivos. En ese momento se encuentra desde hace tiempo el Madrid de Pablo Laso, un equipo que puede caer derrotado, por supuesto, la derrota forma parte del juego, pero siempre deja una enorme sensación de solidez. El proyecto es tan redondo y los jugadores se conocen tanto que ni una larga pretemporada hace que la maquinaria se oxide.
Y esa fue la sensación que volvió a dejar el Madrid en su segundo partido de pretemporada, el primero que pertenece al Torneo de la Costa del Sol. Victoria contra el nuevo Olympiacos de David Blatt por 80-69, en un partido con ausencias por las ventanas FIBA. Unas bajas que afectaban incluso más a Olympiacos que al Madrid. En definitiva, un partido del que no se pueden sacar grandes conclusiones pero que dejó algún detalle interesante y algún otro descacharrante, como el color de las camisetas de ambos equipos que hacían casi imposible diferenciarles en cancha. De esas cosas que suelen suceder en verano, pelillos a la mar.
El principal motivo de alegría para el madridismo fue el regreso de Ognjen Kuzmic, que estuvo bastante mejor de lo esperado después de estar casi un año fuera de las canchas por una grave lesión de rodilla. El serbio es otro siete pies a sumar a la ya larga lista de jugadores interiores de la plantilla, un plantel al que quiere sumarse a la mayor brevedad posible la próxima joya de la cantera blanca (gracias de nuevo, Don Alberto Angulo), Usman Garuba. El pivot madrileño, con 16 añitos, no solo no desentonó sino que dio muestras de una increíble madurez. Este año ha crecido algún centímetro y su cuerpo se ha estilizado, juega bien, tiene un tiro interesante de media distancia y es un portento físico incluso jugando con los mayores. Un jugador que se hace muy grande en la zona. Recuerda mucho a Kyle Hines. En fin, otro que podría durar lo mismo que Doncic en el basket FIBA. Tratemos de disfrutarlo al máximo sin pensar en el mañana.
El Madrid fue de menos a más y terminó por ganar bien. Olympiacos estaba muy agujereado por las bajas, y el Madrid quiso más la victoria. Melwin Pantzar jugó ante la ausencia de Campazzo y mejoró a Llull, algo que nos deja atormentados. Otro niño que tiene una pinta estupenda y que ha dado un paso adelante en su evolución física. Un verano de trabajo ha cincelado un cuerpo que sobresale en FIBA. Causeur jugó algunos minutos de base, y lo hizo muy bien porque le sobra talento y conocimiento del juego, pero que no hace sino aumentar las dudas que todos tenemos en esa parte del plantel. Laso empleó también un quinteto con Carroll y Prepeljc en perímetro. Funcionó a ratos, pero supone la premiere de lo que puede ser un arma de destrucción masiva. Dos tiradores de elite saliendo de bloqueos, haciendo carretones y tirándose triples de ocho metros. Una herramienta que bien afilada puede ser una bomba nuclear.
Mención especial para Trey Thomkins, un pivot por quien siento debilidad desde su etapa en Rusia, un hombre que está en paz consigo mismo. Un jugador que vivió demasiadas situaciones el año pasado, no todas agradables por desgracia, y que ha madurado diez años en tan solo doce meses. Ahora mismo no queda nada del jugador irregular y atormentado de hace un par de años. Bueno sí, queda esa muñeca de seda maravillosa que ahora acompaña con solidez y una montaña de confianza. Trey es un pilar clave en el barco de Laso, una máquina de producir desde el silencio.
Y mañana más. El Madrid se jugará contra Unicaja un torneo que ha ganado en las dos últimas ediciones. Y la victoria nos hará felices pero una derrota no podría ocultar el orgullo que el madridismo siente por la sección de baloncesto. Una plantilla que destila felicidad, trabajo y talento a partes iguales. Hay veces que el trabajo realizado con inteligencia y pasión consigue su objetivo. El Madrid de basket es un ejemplo palmario, el recorrido no ha sido sencillo y en más de una curva se ha podido despeñar, pero siempre se ha conseguido enderezar el rumbo. Y ahora toca disfrutar de un equipo que se ha ganado mayoritariamente el corazón de su afición y el respeto de los rivales.
Texto: Israel Loranca
Foto: Realmadrid.com