#JuegasEnVerso | Orgulloso, sobrio y sencillo
Hace tiempo vivió un hombre, que hizo de su normal apariencia el sello que su club luciría a través de los tiempos. Orgulloso, sobrio y sencillo era la orden, como orgulloso, sobrio y sencillo terminó siendo el mejor equipo jamás inventado de Madrid.
Ese hombre se llamaba don Santiago Bernabéu de Yeste. Y su muerte tuvo el honor de donar su nombre, al entrañable y antiguo estadio de Chamartín que él mismo levantó. Hoy en día, y muchos años después de su muerte, se sigue celebrando un trofeo donde se conmemora a aquel presidente, al mismo tiempo que el club presenta ante su entregada afición, a los nuevos jugadores que han podido (y debido) incorporar en el periodo estival de fichajes. Por ello y por él…
Agosto mata al verano,
el blanco vuelve a su verde,
la Copa rinde homenajes,
Bernabéu, quien merece.
La verbena ‘La Paloma’,
chocolate con chulapos,
las mujeres de pañuelo
y Madrid lleno de gatos.
El Milán juega en el pasto
con camisa rossonera,
el Madrid gana el trofeo
de su grada prisionera.
El tributo hacia Cristiano,
orfandad en su legado,
nadie puede con el siete,
en su espalda, del gitano.
Faltan goles sobran soles,
el verano ya agoniza,
Florentino saca el cheque
que la prensa crucifica.
Lopetegui y Odriozola,
abren puertas del portal,
a los niños que han fichado,
bienvenido sea Courtois.
Rama belga londinense,
Keylor Navas frente a tí,
la disputa en Valdebebas
y quien gana es el Madrid.
Un proyecto de baberos,
de leyendas del mañana,
del futuro que ya llega,
como Adán sin su manzana.
De Brasil vino Vinicius,
Lunin vino desde Kiev,
como el vino que no vino,
como el vino ante su miel.
Un equipo exuberante,
atractivo ante mis ojos,
el bikini y la cerveza,
la piscina sin su cloro.
Reluciente, limpia y blanca
son las aguas del Madrid,
Bernabéu que lo supo,
se tiró del trampolín.
Antonio Carrasco Martín.