#Opinión | El plan
Nos tiene el Madrid un poco descolocados a todos. La política de fichajes del club es inusual, tiene un corte de extraordinaria unicidad que sorprende además por su ejemplar firmeza. El Madrid hace lo que llevamos treinta años pidiéndole, y ahora que lo está haciendo, a la mayoría le entra el vértigo. Normal, siempre hay riesgo en una idea brillante. Hay males que afectan a los clubes grandes desde siempre; fichar caro, vender barato y veteranos con sueldos inflados, firmados en una época dorada que ya pasó hace años y que suponen una tremenda losa para la cartera del club y la gestión del vestuario. Esos problemas son comunes a la mayoría de los grandes clubes y, en muchos casos, son perfectamente evitables. Sortear esos problemas implica dolor y riesgo, por eso nunca antes se había hecho. Nadie se había atrevido.
El Madrid tiene un plan, una hoja de ruta que comparten la sección de fútbol y la de basket. Y en ese plan, que además funciona, la contención del gasto es prioritaria. Ni siquiera voy a entrar a valorar si el plan es de mi agrado, simplemente me parece un hecho que no podemos negar. Tampoco sabemos si es un plan elegido o simplemente obligado por el contexto. En la Europa de los jeques, del mecenazgo deportivo y de una Premier que triplica a la Liga en ingresos por derechos de TV, el plan no puede ser el de hace diez años. Tampoco podemos saber, aunque sí suponer, que la búsqueda de financiación para construir el Nuevo Bernabéu, un movimiento absolutamente estructural y necesario para el club, podría estar marcando la gestión del gasto. De cualquier manera, da igual si es un plan autoimpuesto o forzado por el entorno, el hecho es que ese plan existe y se cumple con firmeza.
Pero en esa hoja de ruta hay más puntos importantes aparte de cierta contención en el gasto. Plantillas formadas por un núcleo nacional fuerte, algo que comparten fútbol y basket, aprovechamiento de las oportunidades de mercado y la adquisición de los mejores jugadores jóvenes. Y ahí va a parar el gasto. Porque el Madrid gasta, el Madrid no deja de gastar, pero gasta diferente. Y eso genera dudas porque se sale del estándar histórico. El club ha adquirido por 90 millones de euros a dos chicos brasileños menores de edad. Uno de ellos, Vinicius Junior, ya forma parte de la primera plantilla. Dicho así, puede resultar incluso naif pensar que esto pueda funcionar. El riesgo financiero es relativo, porque amortizar un traspaso moderado de un joven es sencillo, pero deportivamente se asume un riesgo alto. Y ahí llegamos a Neymar, el hombre del cambio.
Neymar supone un antes y un después en la política de fichajes del club. El Madrid sabía que Neymar era buenísimo ya cuando era un niño, lo quería fichar, lo intentó y se lo quitaron. Una vez que pierdes a un jugador de esas características, la posibilidad de ficharlo en un entorno como el actual se reduce drásticamente. El problema ha vuelto a surgir con Mbappé. El Madrid le seguía desde hace tiempo, trató de ficharlo antes de que se hiciera mainstream y cuando esto ocurrió ya no pudo competir por su fichaje. Neymar y Mbappe, Mbappé y Neymar. Ambos casos similares, jugadores de los que debe haber varios terabytes de información en las oficinas del club y que no pudieron ficharse por llegar tarde. O por llegar mal. El problema no fue el desconocimiento sino los tiempos. Y en eso está el Madrid. Al próximo Neymar hay que ficharlo antes de que salte a Europa. Una vez allí, ya no hay opción.
Porque desechar un plan que funciona es la decisión más disparatada que puedes tomar en tu vida. Y el Madrid tiene un plan que por fin funciona. Después de años viviendo una deriva ideológica, de gasto desproporcionado y cambios de rumbo, el Madrid tiene un plan que ofrece un rendimiento óptimo. La cara de sorpresa de alguno debe ser como la del inventor Doc Brown cuando Marty McFly le dice exaltado que ha viajado al pasado en una máquina del tiempo que él mismo construirá varias décadas después. “¡Funciona! Por fin he inventado algo que funciona”. Bueno, pues algo parecido podríamos decir nosotros. El plan funciona. Por fin.
Y en este plan no parece haber cabida para los fichajes multimillonarios. Esos fichajes tan marca de la casa y que Florentino Pérez parece haber dejado aparcados. De haberlos, sin duda serían por jugadores jóvenes e irreprochables. Y de esos, probablemente el mercado solo ofrece dos. Neymar y Mbappé, Mbappé y Neymar. Los nombres que retumban constantemente en el imaginario madridista y seguramente en más de un despacho de Valdebebas. Entrar en una batalla financiera con según qué rivales puede ser un error histórico, uno de los que tardas décadas en recuperarte.
Y sí, yo también creo que nos falta un 9. Que el plan funcione no significa que sea perfecto ni que tenga solución para todas las posibles emergencias. La marcha de Cristiano nos deja sin rematador. Y el plan no encuentra un 9 ni en los que están, ni en los que vienen ni en los que objetivamente podrían venir respetando el plan. Se trata de un callejón sin salida del que quizá solo podamos salir haciendo aquello que no debemos hacer, saltarnos el plan. Asumir la contratación de un perfil que no encaje en la hoja de ruta para que deportivamente no salgamos malparados. No sé qué hará el club. Sí sé que lleva cuatro años sin saltarse el plan. Yo sí me lo saltaría y ficharía un 9, aunque fuese veterano y caro. Solo por esta vez. Uno de esos jugadores que cargue el área, que piense en rematar antes que en ninguna otra cosa. Uno de esos delanteros que no tenga miedo a mandar una pelota al tercer anfiteatro. A este juego se gana chutando a puerta.
El ciclo de la vida. No voy a descubrir nada. Los niños tienen la mala costumbre de hacerse mayores, y los mayores suelen hacerse veteranos y retirarse. Y en ese círculo que se establece entre lo nuevo y lo viejo estamos los aficionados. Los jugadores pasan, el club permanece. Encariñarse demasiado con los jugadores, o al menos hacerlo hasta situarlos por encima del club, es una idea desaconsejable. El Madrid perdió a Di Stéfano y ahora ha perdido a Cristiano Ronaldo. La vida sigue, no hay otra opción más que mirar al frente y respetar su legado desde el máximo agradecimiento. El Madrid, sus aficionados, no tiene que llorarles sino defender lo que ellos dejaron en lo más alto. La mejor manera de darles las gracias es seguir siendo los mejores.
Texto: @IsraelLoranca