La trampa de Flick surte efecto
David Ramos/Getty Images
El Real Madrid cayó doce veces en fuera de juego (ocho fueron de Mbappé) y no supo sacar producto de la defensa adelantada propuesta por Hansi Flick
Hansi Flick, en su primer Clásico, y el FC Barcelona salieron del Santiago Bernabéu derrochando ilusión (0-4). El plan fijado en la víspera, ese de adelantar en exceso la línea defensiva, tal y como viene haciendo el técnico alemán desde que recaló en la Ciudad Condal, salió a pedir de boca. Le vino, a los azulgrana, como anillo al dedo. Tanto que, lograron anular a Kylian Mbappé dejándole de forma asidua en fuera de juego. Pese a que el castillo podía venirse abajo en cuestión de segundos, el Barça se encontró con la versión más gris del crack francés.
El Real Madrid, que había estudiado cómo resquebrajar el planteamiento culé, no dejó de caer en ‘offside’ durante los 90 minutos. La teoría ni mucho menos se trasladó al examen, a la práctica («Se sabía que esto podía pasar. Hemos caído 12 veces en fuera de juego. Luego, cuatro mano a mano que no se aprovechan. De una derrota se puede aprender muchas cosas», confesó Carletto en rueda de prensa).
De esas doce posiciones antirreglamentarias… ocho tuvieron la firma de Mbappé. En sendas partes, el ex del PSG vio como dos de sus tantos no subían al luminoso del Bernabéu al haber iniciado la estampida hacia la portería en fuera de juego. En su primer Clásico, en lo que se presumía una noche de gala, el ‘9’ firmó un encuentro deplorable de cara a puerta. Lo intentó sin acierto.
Runrún con Kylian
Para más inri, el cuadro de Carlo Ancelotti escatimó en puntería constantemente. Iñaki Peña colocó un cerrojo entre los tres palos y acabó siendo un dolor de cabeza para un Madrid que marró una cantidad ingente de goles cantados. La mayoría, de Kylian, que causó cierto runrún en una afición madridista que siempre mantiene esa condición de exigencia máxima. En Chamartín se pondera el presente y no el pasado, aunque este sea reciente.
Más allá de no haber sacado fruto de la línea defensiva adelantada del FC Barcelona, la defensa blanca tuvo lagunas. Hizo aguas. El doblete de Lewandowski en cuestión de segundos pinchó el globo de la moral del Real Madrid, que, con el resultado en contra, quemó las naves, dejó espacios atrás y, por ende, el Barça terminó añadiendo en su colección dos tantos más.
Turno de reflexión
Con Courtois en combate, la diferencia en el marcador habría sido, casi a ciencia cierta, más trivial. Equipararse al mejor guardameta del mundo es una quimera. Para Lunin y para cualquier otro portero. Ahora, turno de reflexión en Valdebebas. De entonar el ‘mea culpa’. No solo Ancelotti, sino toda su plantilla, que está a años luz de su mejor versión.