Fe, remontada y el Bernabéu testigo de otra noche mágica
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El Real Madrid demuestra, de nuevo, qué es dueño de la Champions League y que nunca hay que darle por muerto. Una gran segunda parte del equipo, especialmente de Vinicius Júnior, hizo desatar la locura en el Bernabéu
Ante el Borussia de Dortmund, en el Bernabéu, el Real Madrid demostró una vez más que no es cuestión de ciencia, sino de creer en lo imposible. En un lapso de 33 minutos, el equipo merengue logró lo que parecía inalcanzable: anotar cinco goles al subcampeón de Europa, después de haber estado perdiendo 0-2 a falta de media hora.
La atmósfera en el Santiago Bernabéu es única; cada remontada, aunque repetida, sigue sorprendiendo y manteniendo a los aficionados al borde de sus asientos. Hasta ese momento, los problemas en defensa y un ataque estancado habían sido ocultados por las intervenciones heroicas de Thibaut Courtois y la brillantez de Kylian Mbappé y Vinícius Júnior. Pero lo que se avecinaba era una tormenta europea. Después de un primer tiempo lleno de errores defensivos, la calidad individual emergió, y Vinícius se convirtió en el motor que arrastró al Borussia.
La compleja búsqueda de la formula secreta
A medida que avanza la temporada, Carlo Ancelotti sigue experimentando con su alineación. En esta ocasión, decidió dejar a Eduardo Camavinga y Aurélien Tchouaméni en el banquillo, una decisión que refleja la incertidumbre en torno a su desempeño. Mientras que Camavinga era visto como peligrosamente optimista en un puesto crítico, Tchouaméni parecía haber perdido su relevancia en el esquema del equipo.
Con la ausencia de los dos franceses, el Real Madrid mostró un estilo más abierto. Valverde asumió el rol de pivote, acompañado por Modric y Bellingham en el centro, con Rodrygo y Vinícius desplegados en las bandas. Aunque esta formación inicial prometía, la ejecución dejaba que desear, un dominio de la posesión que resultaba más académico que efectivo.
Frustración y descontento antes del descanso
El primer tiempo concluyó con un Madrid que no lograba encender la chispa. Posesiones largas, combinadas con la inactividad de Vinícius, enfriaron tanto al equipo como al público. Dos buenas oportunidades de Mbappé se esfumaron, dejando a los aficionados con una sensación de frustración.
El Borussia, que hasta ese momento había sido inofensivo, aprovechó un desliz defensivo del Real Madrid. Un pase genial de Guirassy a Malen culminó en el primer gol, y poco después, un segundo tanto dejó a la defensa madridista desarticulada. La afición, que había comenzado con esperanza, pasó a mostrar su descontento a través de abucheos.
El huracán blanco
Sin embargo, el Bernabéu es un lugar donde el optimismo puede renacer en un instante. La segunda mitad comenzó con una pitada que sirvió como un llamado a la acción. Ancelotti introdujo cambios en su alineación, y el Real Madrid, como un huracán, comenzó a azotar a su rival.
Los merengues, al borde de la desesperación, desataron una serie de ataques. Tras varios intentos fallidos, la suerte cambió. Un centro de Mbappé permitió que Rüdiger marcara el primer gol, y poco después, Vinícius encontró un rechace para empatar el partido. La marea blanca había llegado, y el Dortmund se encontraba completamente desbordado. Una gran jugada individual de Lucas Vázquez solo fue el aperitivo para que después, Vinicius Júnior dejase boquiabierto a los espectadores a menos de una semana de la gala del Balón de Oro.