Crónica Real | El Madrid recupera las constantes vitales (2-0)
Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Dos latigazos, de Valverde y Vinicius, devuelven la sonrisa al conjunto blanco ante un Villarreal que apuró sus opciones hasta el final. Carvajal, la nota amarga
Esta vez, en el Santiago Bernabéu, no hubo reveses de última hora. Pese a que enfrente, el Madrid, tenía a un Villarreal correoso y audaz, los chicos de Ancelotti estuvieron inspirados en los metros finales. Descongestionaron dos de sus piedras angulares: Valverde y Vinicius. Ambos firmaron dos tantos de museo que le dieron a los suyos tres puntos vitales tras dos encuentros de sinsabores.
No estaba el horno para bollos tras el traspié repentino en Lille y las tablas firmadas en el derbi. La exigencia que envuelve al Madrid se traduce en que una derrota trae consigo una marejada de críticas que enturbian siempre las aguas. Sin excepción. Por ello, Carlo Ancelotti no se dejó nada en el tintero en la visita del Villarreal, máxime teniendo a la vuelta de la esquina un nuevo parón de selecciones. Once de gala con la ‘BMV’, el gran reclamo de la afición madridista, en liza. Otra de las atracciones, Rodrygo, se quedó en la caseta. Rotaciones, las justas. Más que nada porque ni la clasificación ni la atmósfera, muy enrarecida por el juego mostrado, invitan a agitar el banquillo. Cada cosa… a su tiempo.
Para pescar en río revuelto, el submarino amarillo de Marcelino, técnico curtido en mil batallas y que sigue dejando una impronta imborrable por tierras castellonenses, se presentó en el coliseo de Chamartín sin complejos, inflado de moral. Poco timorato. Normal. Si los resultados van de la mano y son compañeros asiduos de viaje, el sendero se despeja tanto que casi ningún escenario causa estragos. No estuvieron solos, puesto que contaron con el incentivo de la afición groguet en el Bernabéu.
Arranque eléctrico
Un Madrid-Villarreal siempre apetece, dos conjuntos que generan hasta la saciedad o al menos lo intentan. Osadía en estado puro. Lo de guardarse la ropa para otro momento no entra en el diccionario de Carletto y Marcelino, cosa que da pie a arranques eléctricos. Y este fue así. Cebo para el aficionado neutral que ansía con llenarse los ojos de fútbol gourmet. De primeras, Mbappé sacó sus garras, bien afiladas, y dibujó un chut por encima de la portería foránea. En todo caso, no iba a ser, ni mucho menos, un paseo militar para el Real Madrid.
Primero Baena; después Pepe. Ambos centraron su mirilla sobre Lunin, pero no encontraron los tres palos. No gustaron en la parroquia madridista esas desconexiones que podrían haberse tornado en goles en contra. Si bien es cierto que, ese pequeño jirón defensivo, provocó que el Madrid comenzara a carburar. Pronto enseñó su cara más letal mediante un Fede Valverde que se animó a disparar desde fuera del área. El balón pegó en Baena y el desvío terminó dentro de la jaula defendida por Diego Conde. La celebración… pura sangre uruguaya.
Aquello de encajar antes del primer cuarto de hora, no movió ni un ápice el ‘modus operandi’ del Villarreal. De hecho, se proliferó en el ataque, minó el costado zurdo y efectuó varios centros venenosos. Uno de ellos, rubricado por Gueye a través de un testarazo, tocó en el larguero del cancerbero ucraniano. Y otra vez, runrún en las gradas del anfiteatro merengue.
Mbappé perdona el 2-0
El Madrid, no las tenía todas consigo. Faltaba continuidad, sangre y, sobre todo, tino en los metros finales. Pese a que la reacción ofensiva de los discípulos de Ancelotti se demoró, en los compases previos al tiempo de descanso Vinicius se encargó de darle la noche a Kiko Femenía. En una incursión suya, le colocó a Mbappé una pelota musical para anotar el segundo. Sin embargo, al astro francés se le cerró la persiana y Conde burló su llegada. Clara no, clarísima.
Tras el paso por vestuarios, ningún cambio. Mismos protagonistas. El Santiago Bernabéu eclosionó una vez que la cámara cazó al eterno 8, Toni Kroos, que volvía a casa por primera vez desde que decidió marcharse y colgar definitivamente las botas. El inicio de los segundos cuarenta y cinco minutos caminó por otros derroteros. Ahora, con las pulsaciones más bajas, el cuadro blanco estaba pisando menos campo visitante. Aunque, en la retaguardia, apenas tenía que sacar la manguera de incendios. Solo Baena rozó el empate segundos antes de la hora de envite al mandar un balón al lateral de la red.
Vinicius, gol de oro
Como el marcador no mutaba, Ancelotti dio rienda suelta a Rodrygo (y Militao). Por contra, en el otro bando, el técnico amarillo apostó por un triple cambio que salió infructuoso. Vinicius, destronó al submarino sin compasión alguna: avanzó hacia el área del Villarreal para, ‘ipso facto’, marcar el segundo gracias a un obús con la pierna derecha. Un 2-0 que instalaba algo más de calma en el semblante madridista. Eso sí, a renglón seguido, el propio Vini se marchó a vestuarios por molestias. Con más de un cuarto de hora por delante, el elenco de Marcelino no desistió e intentó arañar en el marcador. Pero, no encontró la vía del gol. La nota amarga, al final, la puso un Carvajal que tuvo que retirarse en camilla tras un feo gesto con su rodilla en una acción con Yeremy Pino. Sus gestos de dolor y lágrimas dejaron helado al feudo capitalino.
Ficha técnica
XI del Real Madrid: Lunin; Carvajal, Rüdiger, Tchouaméni, Mendy; Camavinga (Militao, 69′), Valverde, Modric (Lucas, 90′), Bellingham; Mbappé (Rodrygo, 69′) y Vinicius (Güler, 79′).
XI del Villarreal: Diego Conde; Costa, Albiol (Bailly, 68′), Cardona (Bernat, 85′), Kiko Femenía; Parejo (Terrats, 78′), Gueye, Comesaña, Baena (Yeremy, 68′); Pepe (Akhomach, 68′) y Barry.
Goles: Valverde (14′) y Vinicius (73′).
Tarjetas: Kiko Femenía (amarilla, 32′).