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Su contundencia fue lo único destacable junto al bueno juego de Fede Valverde en una primera parte gris del equipo. Cuando los pupilos de Ancelotti no eran capaces de derribar el bloque bajo del Real Valladolid, al menos Militao le aportaba seguridad a la zaga defensiva para evitar encajar algún que otro gol con el que complicar aún más las cosas. Por suerte, en el segundo tiempo los blancos reaccionaron y no solo mejoró el juego de la gente encargada del ataque sino también de una defensa que se mostró implacable durante todo el choque con Militao a la cabeza.
Ya se notó un cambio entre el Militao que vimos en la final de la Supercopa de Europa y el que terminamos viendo al final de la pasada temporada con dudas tras pasar por una dura lesión de larga duración, de hecho no llegó a quitarle el puesto a Nacho en la final de la Champions League. Pero la mejora no se quedó ahí, sino que el brasileño también dirigió en Mallorca a una defensa perdida con Rüdiger bastante despistado y ante el Real Valladolid dio una autentica exhibición.
El central madridista tocó el esférico 94 veces, dio 75 pases teniendo un 93% de acierto, completó 5 de 6 desplazamientos en largo que intentó, completó más de 6 defensas exitosas y ganó 7 duelos. Además de completar 3 regates, 2 pases clave y dar una asistencia en el gol de Brahim con un desplazamiento en largo perfecto y milimétrico. En definitiva, una actuación brillante para demostrar que está volviendo a su mejor versión para disipar todas esas dudas que había sobre cómo volvería de una lesión tan importante, al igual que hizo Courtois en su vuelta.