#PantallaBlanca | Señorial pasillo
El clásico de la indiferencia. Importa tan poco, especialmente a los madridistas, más allá de la siempre bienvenida e identificativa victoria, que muchos piden la participación hasta de jugadores del Castilla… Todo esto, desembocadura lógica de esta competición infausta y conducida, tiene un sabor placentero cuando te das cuenta de la amargura de esos vencedores, más preocupados porque no logremos el éxito europeo que eclipsaría su temporada, manifestación de un placer culpable en el madridismo, viendo como su rival asume casi avergonzado ganar una Liga regalada. Por eso dedican su tiempo a comprar camisetas en eBay, la del PSG, la de la Juventus, la del Bayern… que han tenido que vender para poder comprar la del Livepool.
Tanto es así que ellos mismos sienten lo poco que nos importa, de ahí que más que hablar del partido lleven hablando desde hace casi un mes de un pasillo.
El Madrid es y debe ser para esta gente como esos tejidos que repelen el agua, sólo que en este caso para evitar la inmundicia. El antimadridismo, desde sus muy diversos exponentes, es como esas desorientadas moscas veraniegas o esos muñegotes de videojuego, que insisten tozudamente en importunar a un cristal o una pared, intentando atravesarlo aunque se hace evidente que por ahí no van a poder… Ahí deben permanecer, mientras el Madrid y su gloria se mantienen en otra dimensión, muy lejos de su alcance pero, sobre todo, muy lejos de su comprensión.
Estos medios, esta gente, esta fauna, que se pasa la vida lanzándonos su basura para ganarse unos cuartos, en muchos casos creando papeles y siguiendo directrices, despreciando los méritos madridistas, recalcando o inventado cualquier ayuda arbitral, buscando enfrentar, dividir, generar polémicas para conseguir seguidores, pinchazos y audiencia a costa de desestabilizar, luego van pidiendo a nuestro equipo gestos educados, respetuosos y de reconocimiento para el suyo, que no es otro que todo aquel con el que se enfrenta el Madrid, que reconozcamos cualquier mérito, lo tenga o no, nos importe un pepino o nos resulte completamente indiferente. Sí, agravian, faltan al respeto, desprecian… pero luego piden. Sin rubor.
Los RouresRelañosLamasCastañosCarreñosMaldinisRobertosgómezRobinsones se llenan la boca intentando minimizar cualquier logro madridista, como han manifestado un buen número de nuestros jugadores, mientras dan valor a todo lo que es ajeno o tangencial al Madrid, para despreciarlo a su vez si es vencido por los nuestros. Regodeándose, viviendo en un adosado en el mismo centro de la paradoja. Ellos son los que terminan suplicando nuestros gestos generosos y dádivas.
El club y su entorno que desde su nacimiento nos ha injuriado, despreciado, insultado y calumniado, para los que toda victoria madridista era por Franco mientras se beneficiaba del franquismo, por los árbitros mientras se tiran dos años sin un penalti en contra, por los astros, el ramadán, la iglesia y el capitalismo… luego piden reconocimientos, que ellos consideran humillaciones.
Los que ven unicornios en forma de penalti en todos nuestros partidos, pero nunca en los suyos o en los de los rivales en los que confían para que nos venzan. Vean si no las comparativas de sus reacciones con la mano de Marcelo y no con el posible penalti a Benzema, con el penalti más claro visto en un campo de fútbol en décadas, como fue el cometido a Lucas Vázquez, y el silencio con el gol legal de Isco a la Juventus; con el día de la “robontada” al PSG o los penaltazos que le perdonaron al Liverpool… Nunca falla, es siempre la misma vara y hacia el mismo lado… Yo cuestiono, acuso de robo y pongo en duda tu Décima, tu Undécima, tu Duodécima… pero pido que me rindas tributo si gano algo…
Pues ese club, esos clubes, y sus altavoces, los Roures, Relaños, Lamas, Castaños, Carreños, Maldinis, Robertosgómez, Robinsones no paran de pedir señorío en forma de pasillo para Iniesta, para el campeón de Liga y Copa, para el club que no lo hizo al SuperCampeón europeo… Esos, los que nunca nos reconocen mérito.
A ellos, al antimadridismo, les explicaré una cosita.
Señorío es poner tu plantilla a disposición de un rival directo en Europa mientras recompone su equipo, una potencia a la que respetas, como era y es el Manchester United, cuando en 1958 el equipo inglés perdió a 8 jugadores al estrellarse su avión en el aeropuerto de Munich, entre otras muchas ayudas, reconocimientos y homenajes que el club blanco tuvo a bien realizar (un tapiz en honor a los fallecidos, invitó a todos los jugadores del club inglés a veranear en España con todos los gastos pagados, se creó un torneo en honor de los fallecidos, la Copa de la Amistad, donde el Real Madrid corrió con todos los gastos)…
Señorío es poner a disposición del Valencia a todo el club tras las desgracias sufridas por las inundaciones que afectaron a los valencianos en 1957, así como un cheque de 100.000 pesetas de la época para ayudar a los damnificados y con los desperfectos sufridos. Señorío reconocido por Luis Casanova por carta: “nuestra gratitud emocionada que nos vincula para siempre con fraternal y leal afecto”… “la honda gratitud del Valencia C. F. y de toda la familia deportiva valenciana”… Luego no fue para siempre, pero bueno, es otro tema…
Señorío es no plegarse a las exigencias políticas y mantener la independencia y los valores del club ante cualquiera, aunque se llame Millán Astray, como demostró Santiago Bernabéu… ¡Qué diferencia con otros!
Señorío es dar la cara, apoyar y ofrecer tu colaboración al eterno rival cuando cerraron su estadio en la dictadura de Primo de Rivera, en contraposición al seny culé, que ponía todo de su parte para que nuestro equipo no pudiese participar en el Campeonato de Cataluña, cuando la competición nacional fue suspendida por la Guerra Civil, siendo el único equipo que se opuso a ello…
Señorío es prestar a tu rival en la capital, el Atlético de Madrid, a un joven que despunta para ayudarle a eludir el descenso. Se trataba de Grosso, y fue respuesta al favor pedido por el club colchonero.
Señorío es que un jugador como Juanito, el más odiado en el antiguo estadio de Atocha, pitado e insultado hasta la extenuación, encabezara y organizara el homenaje a Sagarzazu, ex jugador de la Real Sociedad, cuando aquel perdió la vida, para recaudar dinero para su familia.
Señorío es acudir al homenaje que el Sporting de Gijón, ese club con la afición que nos gritaba eso de “así, así, así gana el Madrid”, rindió al mítico “Quini” porque el Barcelona se negó a ir sin cobrar…
Señorío es ir gratis al centenario de la Real Sociedad, ese al que los que piden reconocimientos se negaron a acudir sin rebajar su caché, para festejar tal acontecimiento y además ayudar económicamente al club, que pasaba unos tremendos problemas financieros.
Señorío tuvo incluso Ramón Calderón con el excepcional trato dispensado al Recreativo de Huelva y las familias de los jugadores fallecidos en un accidente de tráfico, agasajándoles y homenajeándoles con todo cuanto se pudo en su visita al Bernabéu, y entregándoles la recaudación íntegra del partido.
Señorío es ir a Lorca a jugar un partido para recaudar dinero que aliviara un poco la catástrofe allí sufrida y a sus víctimas por el terremoto de 2011, y no poner un cartelón en catalán durante una celebración…
Señorío es volver a aparecer para ayudar a un club humilde como el Real Oviedo, que también pasaba graves apuros económicos, necesitado de una ampliación de capital, donando dinero y ofreciendo una camiseta de Iker Casillas para ser subastada.
Señorío es acudir gratis al trofeo Teresa Herrera sabedores de la situación en que se encontraba el Deportivo de la Coruña, gesto que reconoció su presidente por aquel entonces, Augusto César Lendoiro, que pidió una ovación cerrada para nuestro equipo en 2013.
Señorío es hacer pasillos, sí, pero no por convenciones, sino por respeto, como se hizo con el Bilbao Basket a punto de descender, donde jugaba un ex jugador madridista, Álex Mumbrú. Gesto sin preparación, simplemente genuino.
Señorío es la Fundación Real Madrid y la maravillosa labor que realiza y de la que pocos hablan.
En cambio.
No es señorío callarse ante injusticias arbitrales, mientras observas con gesto adusto cómo los demás, los que te critican por hacerlo, lo tienen como hábito.
No es señorío mirar con una sonrisa cómo te apedrean las aficiones de otros clubes el autobús antes, durante y después de Mourinho, incluidos algunos a los que tú has ayudado en momentos difíciles para ellos…
No es señorío dar la mano al que te insulta ni al que te injuria. Nadie suele hacerlo en su día a día. No es señorío limitar tus aspiraciones siendo el club más ambicioso de la historia con pactos extraños con equipos que te odian y de los que no sacas ningún beneficio. Hola Atlético. No es señorío renunciar a defender tus derechos o quejarte del maltrato para que los rivales y sus entornos campen a sus anchas inventándose ayudas y protestando en un derecho ad hoc del que son exclusivos beneficiarios.
No es señorío convertirte en excepcionalidad para que tus rivales y odiadores puedan ejercer con más libertad.
No es señorío dar la mano, callar y reír las gracias de quien te provoca, ni lo es dejar de competir para mantener un supuesto buen ambiente en la Selección Nacional… que cuando son otros los que lo perturban se mira para otro lado.
No es señorío renunciar a fichajes para no importunar en la creencia de que nos querrán más, mientras luego vemos como esos jugadores que interesaban son vendidos al rival por la mitad de precio…
No es señorío hacer un pasillo por puro postureo, por convenciones sobrevenidas, a quién te ha faltado históricamente el respecto. No es señorío hacer un pasillo a quién no sabe reconocerte tus éxitos y logros con otro pasillo o, simplemente, sin injuriar. Es señorío hacerlo siempre a quien te vence en buena lid y te respeta.
No es señorío prestar tu estadio a un club politizado para que piten los símbolos de tu país, hagan calvos al rey y te utilicen de instrumento político en tu propia casa faltando al respeto de una manera escandalosa… y luego tener la cara de titanio para pedir ese respeto que no tienes y reconocimiento con pasillos.
¿A qué viene ese interés en esos medios y en ese club que no paran de despreciar nuestros logros, de infravalorar u obviar nuestros éxitos y títulos, de que hagamos un pasillo a sus títulos o jugadores? ¿Qué clase de gente y de hipócritas son?
Era Bernabéu el que tenía claro cuáles eran los valores a explorar, los que nos harían distintos, los más grandes. Es ese el señorío que hay que seguir, el que se entrega al que lo necesita, al afecto sincero… y el que se pone en guardia ante los desmanes y ataques al club, las convenciones hipócritas y los intereses mezquinos.
¿En serio creen que tras estos 116 años de historia y gloria, van a venir estos tipos a darnos lecciones y exigir pseudo señoríos que sólo esconden decrepitud moral y complejos?
El antimadridismo, desde su madridismo mal entendido, necesita sentirse aceptado por nosotros, nuestro reconocimiento. Es la mejor forma que tiene de elogiarnos, no se le ocurre mayor alabanza desde su incapacidad para explicitarlo. Necesita que les demos amor, cariño, que hagamos gestos simbólicos, de esos que les gustan tanto, para sentirse importantes de verdad, para saciar, aunque sea fugazmente, su complejo de inferioridad, si bien todos sabemos que su reacción será perturbada, lógicamente, si el hecho se produjera, respondiendo al mencionado desvío identitario que padecen, su madridismo mal conducido…
No critico al que guste de hacer un acto de misericordia y condescendencia con lo del pasillo, no criticaré si lo hace el club, me parece estupenda y respetable su opinión y decisión, pero no la abriguen con los latiguillos del “señorío” o la educación, que nada tienen que ver aquí; ni tampoco vengan desde fuera a darnos lecciones los que desprecian cada éxito que cosechamos, porque me parece tan lógico, puede que incluso más si lo llevamos a la vida cotidiana, que alguien vea ese gesto tan absurdo como falso. Tan injusto.
Texto. @MrSambo92
Foto Portada: AS