#ElGranOjoBlanco | Aquellos maravillosos derbis
Estaba inmerso en mitad de una de esas míticas operaciones de limpieza que se hacen en primavera, cuándo de el altillo de un armario ha caído una bolsa de deporte qué podría perfectamente ser vintage si no fuese porque simplemente es vieja. La he abierto con la ilusión del que espera encontrar un tesoro y, en cierto modo, así ha sido. Varios periódicos Marca y As se encontraban perfectamente ordenados en su interior. En la contraportada de uno de ellos me llama la atención ver una foto de Ramón Mendoza y Jesús Gil tratando de hacer footing, uno vestido de chándal y otro con un abrigo de cachemir. Huelga decir quién era quién. Aquello era otro fútbol, aquello era otro país, aquella era otra sociedad y, por supuesto, aquellos eran otros derbis.
Nadie en su sano juicio podría imaginarse ahora a Paco Buyo revolcándose por el suelo para tratar de alcanzar el sitio donde estaba tendido Paulo Futre. Nadie visualiza hoy a Cerezo llamando facineroso a Florentino Pérez. Era otra España, más bruta, pero más inocente. Una España donde los niños guardábamos los coches de juguete en tambores de Colón con restos de detergente, dónde jugábamos con el mercurio cuando se rompía un termómetro. De televisores Grundig, Philips o Telefunken sin alta definición a los que había que comprar un mueble a medida del tamaño de un armario a los que había que comprar un mueble medida del tamaño de un armario. De teléfonos de rosca y telefonillos en los portales. De bocata de calamares de la flor de Valdepeñas bajo el brazo para ir con tus amigos al Bernabéu un par de horas antes del partido para coger sitio. Porque los sitios se cogían y el fútbol se veía de pie. Ahora todo es mejor, los niños no comen salmón porque contiene trazas de mercurio. Los juguetes ya no son sexistas ni tienen piezas pequeñas. Nadie llama al telefonillo, para eso está el whatsapp y tu vida no se concibe sin un iPhone a tu lado. Las teles son de pantalla plana ultra mega super prima full high definition. Y si se te ocurre levantarte en mitad de un partido en el estadio el de atrás enseguida te toca la espalda diciendo que no ve. Todo es light hasta los calamares. El Real Madrid todavía es más grande que entonces pero hoy, cuando he abierto ese periódico, no he podido evitar sentir nostalgia de aquellos maravillosos derbis con bocata de calamares, con mis amigos de infancia, gritando en el segundo anfiteatro del Bernabéu Hala Madrid! Eran otros tiempos…
Texto: @pepegh7