#JuegasEnVerso | El Oso Pizzly. Basado en hechos reales
El calentamiento del Ártico está provocando que especies de distinto hábitat tengan que convivir juntas durante gran parte del año. Estas especies, además de convivir, están readaptando su forma de caza ante las dificultades de supervivencia que encuentran en su entorno natural.
El pueblo Inuit, mucho tiempo antes de esta catástrofe climática, ya contaba a través de sus leyendas que existía un oso gestado entre una hembra de oso polar y un macho de oso pardo. A este oso, los Inuit, lo llamaban oso Pizzly.
El fenómeno del oso Pizzly en el actual fútbol mundial lo encontramos de forma nítida en la necesidad primero, aislamiento después y adaptación final de Cristiano Ronaldo a la posición de delantero centro del Real Madrid.
En ese cajón de cal, en el área, Cristiano Ronaldo ha sufrido los sinsabores de la falta de espacios, la proximidad de los centrales y el juego de espaldas a la portería. Lejos quedaron ya aquellos años en que la otra raya de cal, su banda, le elegía vencedor con cada presa a la que se medía. Hoy en día, Cristiano Ronaldo, como ya hiciera el primer oso polar que se introdujo por vez primera en el bosque, se ha tenido que adaptar a los tiempos de su propio cambio climático (su edad), para convertirse al final de esa transformación, en un depredador con el mismo poder de destrucción que su antepasado oso polar tenía en el Ártico de su banda.
Cristiano Ronaldo, quien comenzó su andadura en el Real Madrid con el número nueve a su espalda, va a terminar su carrera de forma tan capicúa como sus principios en nuestro club. Un nueve jugando de siete. Un siete jugando de nueve. Y la nieve, como nuestro nueve, derritiéndose a pies del legendario pueblo Inuit.
El oso Pizzly, al igual que ha hecho Cristiano Ronaldo con el pasar de los años, lo que hizo fue adaptarse a sus nuevas circunstancias medioambientales que se le planteaban. De color blanquecino, como su madre polar y nuestra camiseta, Cristiano Pizzly penetraba cada domingo en el verde del bosque de Concha Espina con el único propósito de seguir sobreviviendo entre los depredadores más feroces de su entorno. Pichichis, animales carroñeros y enormes truchas colchoneras se empezaron a convertir en los sustituyentes alimenticios de aquel que reinaba en el calor del Polo de su banda.
Su vida por encima de todo y Charles Darwin como base explicativa de todos esos fenómenos futbolísticos y naturales que encontramos en la supervivencia de la especie:
-«No es el más fuerte el que sobrevive, tampoco es el más inteligente. El que sobrevive siempre será el que mejor se adapta al cambio».
Por ello, no es descabellado ver cómo el registro de goles de Cristiano Ronaldo ha sufrido un cambio tan notorio respecto a los goles que éste marcó en la primera vuelta del campeonato, con los goles que ha anotado en la segunda parte de la temporada. Y es que el oso ya ha empezado a comprender su medio, a tocar de primeras el balón, a desmarcarse o a entender que una jugada que empieza en la banda izquierda casi siempre se remata en el palo derecho de la portería. Ahora, Benzema lo encuentra, los lobos lo temen y Marcelo busca la cabeza de aquel que siempre salta por encima del portero. En definitiva, el oso Pizzly ha vuelto de nuevo a saber cazar.
Y de pronto la juventud se transformó en experiencia, la velocidad en asociación y el regate en coordinación de disparo. Y aquel enorme depredador empezó a rejuvenecerse como si ya no tuviera treinta y tres veranos sobre sus garras. De repente, el reloj se paró y el minutero empezó a destilar un extraño aroma a árbol que la manija de su segundero no tuvo otra opción que dejar de ser segundo para volver a ser primero de los Inuit. El primero de los delanteros mundiales, el primero de los osos Pizzly, el primer hombre oso que comprendió que no es tan importante cómo y dónde vivir, sino vivir jugando para el Real Madrid.
Y es que como le tuvo que decir la madre de Cristiano Ronaldo a éste cuando a edad temprana su padre tristemente falleció:
-«Adáptate, hijo, al dolor o el dolor matará al feroz oso pardo que tu padre te ha dejado dentro».
Charles Darwin, el oso Pizzly y la increíble historia del último ‘homo sapiens’ que supo adaptarse al medio.
Texto: @Ankarma81