Opinión | Tchouaméni pedía redención
David Ramos/Getty Images
El fútbol siempre da segundas oportunidades, aunque el Real Madrid no entiende de paciencia. Tchouaméni pedía redención y Carlo siempre se ocupa de guardar una bala en la recamara de sus jugadores
Muchas han sido las criticas que el centrocampista francés ha recibido por su error frente al Atlético de Madrid en copa del rey. Es cierto, debió cerrar ese pasillo lateral y saltar a la ayuda de un Vinicius que no está acostumbrado a defender ese tipo de jugadas, más aún contra Antoine Griezmann. No hay dudas, Aurélien se equivocó y fue un error que costó caro.
Durante estos días he tenido que leer que lo mejor era una venta, que no es futbolista para el Real Madrid y poco más que es un vago sin condiciones para el equipo.
La afición del Real Madrid tiende al extremo. Del amor al odio hay un solo paso, pero quizás se ha exagerado demasiado con Tchouaméni.
El francés llegó al Real Madrid la temporada pasada por unos 80 millones de euros. Encajaba en la política de fichajes del Real Madrid, un chico joven, internacional en una de las mejores selecciones del mundo, indiscutible en su club y potencial para ser de los mejores centrocampistas del mundo.
Su inicio de temporada fue incontestable. Poco tardo en demostrar sus cualidades defensivas, pero también las ofensivas. A pesar de la presión de sustituir a una leyenda como Casemiro, el francés llegó con el convencimiento de hacerse con un nombre en la historia del club. Sin embargo, todo se torció con una lesión inoportuna que hizo que perdiese ritmo y saliese del equipo titular. Su primera temporada en el equipo no fue mala, pero tampoco sobresaliente, pero pudo mostrar sus cualidades y sus ganas de triunfar en el Real Madrid.
Esta temporada se propuso realizar una pretemporada intensa, que le permitiese alcanzar el nivel que desea mostrar. El francés quiere explotar todo su potencial y ha mostrado absoluta profesionalidad.
De nuevo, el inicio de temporada fue maravilloso, pero una vez más una lesión en el clásico le dejo en el dique seco durante un buen tramo de este inicio de temporada.
Su vuelta al equipo ha sido recibida como agua de mayo por Ancelotti, más aún tras la falta de centrales. El italiano ha pedido a Tchouameni que ocupe la posición de central, a pesar de que nunca la haya ocupado. Y en esas está el francés, buscando su hueco en el 11 inicial y adaptándose a una nueva posición.
Es de valorar que un futbolista se sacrifique, como hiciese Camavinga en muchas ocasiones, abandonando su posición natural para ponerse al servicio de las necesidades de su club, incluso sabiendo que eso puede conllevar el cometer errores personales que te señalen.
Esto es lo que sucedió en jueves pasado en los octavos de final de copa. Como decía antes, no hay que buscar pretextos, porque el error es evidente, pero los errores forman parte del fútbol y de la vida y siempre hay un contexto en el que enmarcarlos.
Así lo hizo saber Ancelotti en la rueda de prensa previa al enfrentamiento liguero contra el Almería. No intentó esconder el error de Tchouameni, lo admitió con la naturalidad con la que el italiano se lo toma todo. No había dudas, el domingo eran el frances y diez más. Tchouaméni pedía redención y Ancelotti le iba a dar la oportunidad.
El francés inicio el partido en el centro del campo, pero debido a las circunstancias adversas del encuentro, el italiano volvió a utilizar a Tchouaméni como central en la segunda parte. El francés se mostró solvente, pero el momento estelar llegó con su vital asistencia en el segundo gol a Vinicius. En ese pase se pudo comprobar que es algo más que físico y capacidad de destrucción. El francés tiene pie para hacer jugar al equipo.
Sin embargo, me gustaría destacar que lo que define a los futbolistas no son sus errores, es como los afrontan. Lo normal sería llegar con miedo y falta de confianza escondiéndose tras todo lo hablado desde el jueves al domingo. En ningún momento se escondió, pidió el balón y desplegó su futbol. Estuvo correcto en sus acciones y acompaño el equipo en la búsqueda de una remontada que parecía imposible.
El Bernabéu tampoco señaló al francés y eso es algo que enorgullece a cualquier madridista. Y es que una cosa es señalar un error y otra sentenciar a un futbolista por fallar.
Tchouaméni es madridista y esta viviendo un sueño. Lo demuestra con sus declaraciones y lo demostró rechazando una cantidad absurda de billetes que ofrecían desde París. Él siempre ha sabido que su sitio está en la Castellana y que el color de su camiseta es el blanco.
No tengo dudas que lo sucedido el jueves va a convertir a Tchouaméni en un mejor futbolista, porque para triunfar hay que caer y demostrar que tienes el coraje necesario para levantarte.
Aurelien, perdónales, porque no saben lo que dicen.
Tchouaméni pedía redención y el domingo comenzó su personal camino hacia la cima del perdón.