Camavinga: el futuro es suyo, el futuro es nuestro
Eduardo Camavinga nació un 10 de noviembre 2002. En aquella época, en el Real Madrid eran los tiempos de los galácticos. Tan solo veinte años después, aquel recién nacido es uno de los nuevos ídolos del madridismo.
Camavinga llegó un 31 de agosto de 2021. En medio de la tormenta Mbappe, el Real Madrid sorprendía con un movimiento en el último día de mercado fichando a un joven centrocampista francés. Con 18 años daba el salto del Rennes al Real Madrid. Su sueño llegaba muy pronto.
El Real Madrid llevaba tiempo siguiendo a la joven estrella emergente. Por aquel entonces ya había debutado e incluso marcado con la selección francesa. Era el líder del Rennes con partidos de muy alto nivel, inclusive frente al todopoderoso PSG.
Los informes eran claros: Camavinga era un diamante en bruto. Muchos se sorprendieron por el fichaje del francés, más aún tras la negativa del PSG de vender a Mbappe.
Sin embargo, poco, muy poco tardo Camavinga en demostrar porqué había llegado al club blanco. En su debut liguero, en el Bernabéu, con la vuelta de la afición y el equipo al feudo blanco, Camavinga hizo su primer gol con la camiseta blanca. No podía empezar con mejor pie.
Aquel niño francés con rastas empezó a recordar a los más antiguos del lugar a Seedorf. El despliegue, la entrega, el esfuerzo y la frescura de Eduardo terminaron por convencer a propios y extraños. Camavinga había nacido para jugar en el Real Madrid.
En sus primeros partidos, su excesiva energía le hizo cometer errores que se tradujeron en amarillas tempranas y algunas dudas. Sin embargo, el francés comenzó a ganar confianza y entender el juego con el paso de los minutos. Rodeado de la CMK, el joven galo no tuvo mejores espejos en los que mirarse.
Así pues, en su primera temporada fue clave para la consecución de la Champions de las remontadas entrando desde el banquillo. Demostró personalidad, calidad y un físico inagotable. Cuando las cosas se ponían feas, Ancelotti sabía que iba a ser capaz de sostener al equipo prácticamente solo. Y no solo sostener, también dirigir e imprimir energia a sus compañeros.
En esa primera temporada también ganó la Supercopa de España y la liga.
Ya en su segunda temporada y tras la salida de Casemiro, la importancia de Camavinga aumento como la espuma. Sin embargo, tras la lesión de Mendy y la falta de alternativas en el lateral izquierdo, nos descubrieron la polivalencia del galo. Eduardo se destapó como un lateral izquierdo excelso. Por si fuese poco su calidad en el centro del campo, sumaba una característica más a su infinito repertorio.
En su segunda temporada, el joven ya era conocido por todos y le señalaban como uno de los futbolistas jóvenes más talentosos del mundo. Ya no era una promesa, era una realidad. Consiguió redondear su palmarés ganando la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes y la Copa del Rey.
A sus 20 años y tras dos temporadas, Camavinga ha ganado todos los títulos posibles con el Real Madrid.
En el inicio de la tercera temporada, Camavinga ya es protagonista del que muchos consideran el mejor centro del campo del mundo. Actualmente juega con la confianza de un veterano en el centro del campo. Mezcla a la perfección con sus compañeros Tchouameni, Valverde y Bellingham conformando un centro del campo joven, dinámico, físico y de calidad. Más aún si contamos con Modric y Kroos.
La confianza de Carlo es absoluta, así lo demostró dándole la titularidad en el debut liguero frente al Athletic Club de Bilbao en San Mamés. El francés cuajo otro partido excelso, permitiendo al equipo adelantar la presión, recuperar arriba e imponiendo su ley desde el centro del campo.
El partido no fue uno más para Camavinga. A sus escasos 20 años el centrocampista francés cumplía 100 partidos con el Real Madrid. Números con los que muchos futbolistas soñarían en toda una carrera.
La sensación es que Eduardo ya es una realidad, pero que su techo es imposible de divisar. Tiene absolutamente todas las características para ser un centrocampista generacional, de los que emocionan y se recuerdan a lo largo de la historia. Y además, le han proporcionado los mejores compañeros para protagonizar otro centro del campo histórico y de dominancia absoluta como fueron la CMK.
El bueno de Camavinga no solo tiene excelentes cualidades futbolísticas, también la ambición propia de aquellos que se convierten en leyenda. Su sentido del humor y su compañerismo ha encandilado al vestuario donde ha caído de pie. Tanto es así que durante sus vacaciones compartió tiempo con Vinicius, Rodrygo y Militao en Brasil. Se ha ganado el respeto y el cariño de todos.
100 partidos es un número redondo, pero en su tweet haciendo gala de este logro, sus palabras dan fe de que la historia solo acaba de comenzar:
«100 partidos con el mejor club del mundo. Por muchos más en el futuro»
Aquel 31 de agosto el madridismo fue afortunado. Muchos no lo sabían, pero trajimos a un auténtico galáctico.
Camavinga, el futuro es tuyo, es nuestro.
Foto: Julio Aguilar/Getty Images