Opinión | Sea feliz, hágase madridista
Hay gente que disfruta con las películas tristes, con los dramas, con los libros que cuentan desgracias humanas y te impiden conciliar el sueño hasta horas después. Otros preferimos utilizar los libros y las películas para lo contrario, a veces la vida ya es lo bastante jodida como para ponerse una serie de Netflix que te haga llorar antes de ir a la cama.
A esto se refería Cuartango cuando dice que la felicidad de una persona se puede medir observando su biblioteca, cuando más libros tenga, más infeliz habrá sido. Uno lee, ve películas y escucha música para escalar unos puntos en su estado de felicidad, y uno se hace del Real Madrid para garantizarse un par de momentos de éxtasis al mes. En semanas como esta, es imposible no preguntarse por qué no todo el mundo es del Real Madrid, qué razones tienen para ser incapaces de sentarse en el sofá simplemente a disfrutar, cómo puede haber tanta gente que, como escribe Jabois, renuncian de forma voluntaria a la felicidad. Creo que ni ellos mismos lo saben, que en realidad se mueren por ser madridistas y a diario maldicen la mala suerte que tuvieron al caer en el bando equivocado.
Y eso uno lo percibe desde muy pequeño, si no que se lo pregunten al niño del “Papá, ¿Por qué somos del Atleti?” Por éstos uno siente una especie de compasión, son víctimas de su pasión, una pasión que no han elegido pero de lo que no se pueden escapar porque, como explica Sandoval en el Secreto de sus Ojos, uno puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia; pero nunca podrá cambiar de pasión.
Al que es más difícil de aguantar es al aficionado pelma, aquel que a pesar de haber perdido tres finales europeas de la manera más cruenta trata de hacerte creer que lo lleva bien, que está orgulloso de no ser como tú, y que jamás en la vida se cambiaría por estar en tu posición (feliz). Son como el cinéfilo plasta que le amarga la espera en la cola de un cine a Woody Allen en Annie Hall. Sabes que miente, nadie en su sano juicio se haría de un equipo que le va a provocar más llantos que risas, a no ser, claro, que seas de esos que disfrutan con las películas de enfermos crónicos.
El ser humano prefiere que le entretengan con historias en las que siempre ganan los buenos o, al menos, los tuyos. Que cuando parezca que está todo perdido, que esta vez no va a poder ser, que las lesiones son demasiadas, que el equipo está mermadísimo, que los jugadores saltan del barco a mitad de temporada para irse a la NBA, que la Liga esta imposible; aparezcan los dos héroes de esta década, Laso y Zidane, para reflotar a sus equipos, colocarlos otra vez a dos pasos de la Liga y la Copa de Europa y levantar al público de sus sofás, dispuesto a dejarse las manos aplaudiendo y desbordando felicidad.
Texto: @Ramondorrego
Foto: Real Madrid