Crónica Real | Un desastre en todos los frentes (4-1)

8 noviembre 2020 - 22:27
Crónica Real | Un desastre en todos los frentes (4-1)

Con las bajas de Casemiro y Hazard por COVID, nos tocaba un Valencia en horas muy bajas, si bien éramos conscientes de que este partido es para ellos la cima de su temporada, por lo que iban a darlo todo para honrar su ego y justificar así, dentro de lo que cabe, la temporada. Conscientes al menos nosotros, los aficionados, porque Zidane pensaba otra cosa.

Tras el tremendo maratón de partidos, la mayoría de gran intensidad competitiva, parecía un enfrentamiento adecuado para rotar un poco y dar algún descanso, sobre todo porque el cansancio ya se apareció en el equipo en el último duelo frente al Inter en Champions. Era, por tanto, obvio que el equipo necesitaba rotaciones, pero queda para el debate cuáles son las más adecuadas.

Y así fue, nos encontramos con Marcelo en defensa y con la incursión de Isco en el 11, que da igual cuál sea su rendimiento, siempre encontrará sus minutillos “para recuperarlo” desde hace dos años. Vamos, que no apostamos, precisamente, por el músculo, confiando en la debilidad del rival y en la calidad jugona de los nuestros. Valverde y Modric acompañaron al malagueño en el medio y Vinicius regresó a la titularidad para cubrir la nueva ausencia de Hazard.

Un once que planteaba dudas, porque los adelgazamientos en mediocampo no habían salido bien en partidos anteriores, si bien el nivel físico y competitivo del grupo ha subido en estas últimas semanas. Es decir, la cosa iría bien si controlábamos la pelota y no la cedíamos en ningún momento. Y si sabíamos qué hacer con ella. Si perdíamos el control, tendríamos problemas. Ejem.

Estas primeras líneas las escribí antes del partido, pero las clavé casi por completo. Nos costó coger el control pleno del partido unos minutos, pero la sensación de peligro era constante, cargando mucho y bien el juego por la izquierda con Vinicius, Marcelo y Benzema. Llegaban muchas aproximaciones y varias ocasiones en tiros de Asensio, otro peligroso de Modric y un remate débil y forzado de Benzema tras un córner.

Cuando logramos que el Valencia no saliera robando en su campo, era obvio que el gol no tardaría en llegar. Y llegó. Jugada por la izquierda, por supuesto, y tiro de Benzema que tras despistar un defensa al portero entró como una exhalación en la portería.

Y acto seguido, lo que advertí el otro día. Tras gol, el equipo se relaja inconscientemente, lo que nos ha costado goles en partidos importantes (Barcelona, Inter…). Dejamos salir al Valencia y nuestra falta de consistencia en el medio del campo se mostró en todo su esplendor, donde el tremendo trabajo de Modric, que tenía que suplir a un caótico, acelerado y fallón Cafucas Vázquez y un invisible Isco, no dio para sostener al equipo. No tardaron en provocar el penalti del primer gol.

Este penalti se tuvo que repetir, pero quiero señalar una de esas actitudes que me sacan de quicio en el primer lanzamiento. Observen a Marcelo, con manos en las rodillas, dando por sentado el gol. Su par pasa a su lado sin que el brasileño haga la más mínima intención de reaccionar. Tras la parada y un tiro al palo, el balón llegará a ese jugador, que se quedó esperando solo en el área sin que Marcelo hiciera ademán de actividad, más allá de un par de amagos de arrancar, remachando a puerta con el brasileño a cuatro metros mirando atentamente…

En pleno desbarajuste llegó el segundo. Gol que se revisó en el VAR y que confirmó que el balón cruzó la línea, si bien la polémica está en si debió pitarse una falta anterior. Expertos en dar vida a equipos sometidos.

Indigna un poco, porque el partido estaba mostrando una superioridad manifiesta del Madrid, que se dejó remontar y permitió la reacción valencianista por pura y dura dejación de funciones.

Quedaba un segundo tiempo en el que se podía remontar sin ninguna duda, pero donde nuestra falta de consistencia hacía dudar de todo. Finalmente, poco se puede decir de la segunda parte, que fue un desastre calamitoso donde todo salió mal. Un arranque potente con una ocasión nuestra y un tiro al palo del Valencia, fue el preludio para otro gol de penalti del equipo che. Muy dudoso, como mínimo.

Tras otro arranque con ocasiones de Valverde, Vinicius y Asensio, llegó el cuarto gol valencianista, de nuevo de penalti tras una clara mano de Ramos. Desde ahí, y salvo un tiro alto de Cafucas Vázquez y varias apariciones finales de Mariano, el encuentro se desvaneció con los valencianos metidos en el área y nosotros impotentes en la frontal metiendo malos centros.

Nuestra debilidad en el medio fue la clave del partido, mal leído por Zidane antes y durante, que apostó por una serie de suplentes que no están para competir en un dibujo que además perjudicaba sus características respecto al conjunto del equipo. Podemos quejarnos de dos de los goles por decisiones arbitrales, sobre todo por la sensación de que este Valencia sólo podía ganarnos en un partido tan extraño como este 1 de cada 100 veces, pero lo cierto es que abrimos la puerta a que sucediera lo que sucedió.

Vinicius y Asesino dejaron sus puestos a Rodrygo y Odegaard. Benzema y Valverde hicieron lo propio a Kroos y Mariano. Jovic salió al final por Isco.

Un desastre en todos los frentes. Una derrota que no esperaba tras el paso adelante del equipo, competitivamente, en el maratón de Champions y tras pasar por el Camp Nou, pero que nos pone en nuestro sitio y deja patente con qué fondo de armario podemos contar y con cuál no.

 

Texto: @MrSambo92

Foto: Angel Martinez/Getty Images

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