Crónica Real | Eliminados merecidamente (2-1)
No pudo ser la remontada y el Real Madrid cae eliminado de la Champions League en octavos de final por segundo año consecutivo. Dos errores garrafales de Varane terminaron por rematar al equipo blanco en un mal partido, similar al de la ida. El Manchester City pudo lograr un resultado mayor y solo Benzema con su gol dio emoción a la eliminatoria por momentos. La temporada se cierra con la Liga y la Supercopa de España.
Llegaba el partido de la temporada 5 meses más tarde de lo previsto, en un ambiente extraño pero con la emoción de un partido de Champions League. Pero no parecía que esto último, la emoción, estuviera presente en los jugadores del Real Madrid tras el pitido inicial. El plan inicial de los de Zidane fue un desastre, no solo por la incapacidad de superar la presión del City sino por la enorme cantidad de errores en la entrega de balón de los jugadores de la defensa y el centro del campo, en especial Varane y Casemiro. El francés no tardaría ni 10 minutos en cubrirse de gloria, quedándose pasmado con el balón mientras Gabriel Jesús se lo robaba. Así llegó el primer gol, que suponía una gran losa.
No tuvo reacción el Madrid, sostenido en todo momento por un Courtois imperial. Más de 20 minutos se tardó en ver algo de fluidez en el ataque, en el que, para no perder la costumbre, lo hacía todo Benzema. El francés probó a Ederson tras un gran pase de Hazard y fruto de ello llegaron los minutos más decentes del Madrid en el partido. El galo se creció, y de sus botas nació una jugada en la que Rodrygo profundizo y centró para que el propio Karim, omnipresente, rematara de cabeza a la red. En ese momento no solo parecía que la remontada era posible, sino que se vio por primera vez al equipo de Guardiola con miedo y dudas, algo que el equipo blanco no terminó de aprovechar en los minutos finales de la primera parte.
Cabía esperar a un Madrid frenético en la segunda parte, aprovechando sus numerosas opciones en el banquillo y creciéndose al verse a un gol de la prórroga. Pero sucedió lo contrario. El equipo salió igual o peor que en la primera parte, y los cambios llegaron tarde y mal. Los ingleses dominaron a su antojo, con un De Bruyne imposible de frenar durante los 90 minutos. Kroos y Modric no se encontraban, la pelota no llegaba a la gente de ataque y Zidane no supo darle otro aire al equipo. La entrada de Asensio fue positiva en un principio, pero el mallorquín poco a poco fue dejando de recibir balones en zonas peligrosas.
Curioso que con un City dominante y un Courtois teniendo numeroso trabajo el segundo gol llegara en otro error imperdonable, peor incluso que el del 1-0. Y de nuevo fue Varane, brillante toda la temporada, el que salió en la foto del horror. El francés cedió la pelota de cabeza hacia atrás sin ningún sentido y Gabriel Jesús no desperdició el regalo. El brasileño le dio la noche al central, chocando con él y ganándole todos los duelos por arriba y por abajo. Si el partido ya estaba inclinado del lado local, el gol solo hizo reafirmar la superioridad del Manchester City. No habría reacción en los minutos finales.
Los cambios fueron la otra sorpresa, y no para bien. Vinicius ni siquiera calentó pese al flojo partido de un Hazard espeso, y el cambio de sistema perjudicó más de lo que ayudó al equipo. De no ser por el acierto de Courtois en varios mano a mano y la falta de pegada del City, el resultado pudo haber sido mucho mayor. Algo que ya sucedió en la ida, aunque entonces el Madrid si estuvo metido en el partido desde el comienzo y solo 10 minutos fatídicos le privaron de la victoria. Con Jovic y Lucas Vázquez acabó muriendo Zidane, pero ni ellos ni sus compañeros tuvieron ni la mínima opción de acercarse a la remontada.
Pone fin el Madrid a una mala Champions dentro de una buena temporada con 2 títulos. A nivel europeo, los de Zidane solo han ganado 3 partidos de 8 disputados, perdiendo otros 3 y sumando 2 empates. Pero sobre todo deja mal sabor de boca la inferioridad mostrada en los dos partidos ante el equipo inglés. Zidane debe tomar nota, porque un segundo año cayendo en octavos de final es un mal síntoma para el campeón español.