Sentimiento Real | El gol que me devolvió mi vida
Tres meses. No habíamos pasado nunca tanto tiempo sin ver al Real Madrid y menos aún que nos quedáramos sin él sin previo aviso, de buenas a primeras. Porque una está acostumbrada a que no haya fútbol durante buena parte del verano, que se acaben las competiciones, lleguen las vacaciones y tener que esperar a la pretemporada y unas semanas más hasta que empiece la Liga. Ese es el pan nuestro de cada verano, pero lo acontecido durante los meses de marzo, abril y mayo ha sido algo que jamás se nos había pasado por la cabeza, que ni en nuestras peores pesadillas tenía sitio.
Inmersos en una pandemia, confinados en casa, leyendo, viendo y escuchando el horror que nos contaban cada día había poco tiempo para acordarse del fútbol porque el miedo se había instalado en nuestras vidas. No había actualidad sobre nuestro equipo, no había nada a lo que echar mano para abastecer nuestro amor por el Real Madrid. Hemos ido tirando de grandes gestas en diferido, celebrando aniversarios de Ligas y Copas de Europa mientras el mundo lloraba. A ti, que estás leyendo esto, espero que esta pandemia que aún colea no te haya rozado siquiera y si has tenido la desgracia de perder a alguien cercano, ahí va mi abrazo.
Terminó llegando junio y con él la reanudación de la Liga. Domingo 14. Esa era la fecha para el debut del Real Madrid tres meses después. Con el Bernabéu poniéndose guapo nos toca ganar en el Di Stéfano, sin más animación que cada uno de nuestros corazones desde casa. Allí se presentó el Eibar. 3-0 al descanso y la pájara correspondiente en la segunda parte. El Madrid no entiende de nueva normalidad, sigue a lo suyo, a lo de siempre. He llegado hasta aquí solamente para hablar del primer gol, del que marcó Kroos. El alemán sólo sabe anotar golazos.
Vi el partido sin sonido ambiente enlatado, sólo con la voz de los comentaristas y las voces de los jugadores. Bajo el lema «en nuestros corazones» que cubre una grada entera del Di Stéfano, Toni se sacó la chistera a los pocos minutos de empezar el partido para hacer sonar el estribillo del himno de la Décima en un campo de fútbol donde no había más ruido que el silencio. Entonces ocurrió. Sentí cómo un escalofrío recorría mi cuerpo, cómo se me erizaba la piel y me emocionaba.
Sólo se trataba de un gol al Eibar, pero era el primer gol del Real Madrid después de tres meses, después del miedo, después de que vayamos recuperando poco a poco nuestras vidas. Solamente era un gol al Eibar, pero al mismo tiempo era muchas otras cosas. La confirmación de que este amor nunca morirá, que aunque yo creía que no, había echado mucho de menos al Real Madrid, que sus partidos son mi normalidad, que esta rutina de convocatorias, alineaciones, declaraciones y demás nos hacen sentir vivos, que éramos felices y lo teníamos todo, incluso a nuestro equipo. Nos quedamos sin el Real Madrid y fue como estar huérfanos. Sólo era un gol al Eibar. El gol que me devolvió mi vida.
Texto: @7Sempiterno7