Una carrera muy bestia
Julio César Baptista no fue un jugador que pasara precisamente de puntillas por la Liga Española. El brasileño, ya retirado, fue una de las grandes apariciones del campeonato en el inicio del siglo XXI, vistiendo la camiseta de hasta tres equipos. Pero además el jugador carioca también se labró una buena carrera fuera de tierras españolas, jugando en equipos como Sao Paulo o Roma, además de ser internacional brasileño y haber participado en un Mundial.
Los inicios de Baptista como jugador profesional se remontan al año 1999, cuando se abrió paso en el primer equipo del Sao Paulo. Por entonces la imagen de Julio era muy diferente a la que mostró en su etapa en el fútbol español. Su posición era la de mediocentro defensivo, siendo apodado como «La Bestia» por su portentoso físico. Aunque ya era un jugador con llegada, sus principales virtudes eran defensivas. Prueba de ello es que es el club en el que tuvo una media goleadora más baja, anotando 10 goles en 75 partidos repartidos en 4 temporadas. Pese a todo no eran unas malas cifras para ser un mediocampista de corte defensivo.
Tras conquistar dos veces el Campeonato Paulista (la última en 2002), un siempre atento Monchi decidió pagar 3 millones de euros en el año 2003 para incorporar el jugador brasileño al Sevilla. Y ahí llegó su gran cambio. Joaquín Caparrós era su nuevo entrenador, y decidió adelantar la posición Baptista para que jugara como delantero centro. Aunque en un principio la idea parecía no cuajar, el rendimiento del hasta entonces centrocampista no pudo ser mejor: 20 goles en su primera temporada en el fútbol europeo, siendo el segundo máximo goleador de la liga, superado por un tal Ronaldo Nazario. El «invento» de Caparrós cambiaría la imagen de Julio César.
Su segunda temporada en Nervión vino a demostrar que no había sido un espejismo su rendimiento, y prácticamente igualó sus cifras del año anterior, consiguiendo esta vez 18 dianas en el campeonato liguero que ayudaron a la clasificación del Sevilla para la Copa de la Uefa. Dos temporadas a ese nivel fueron suficientes, y los grandes equipos de Europa se interesaron por sus servicios. El gato al agua se lo llevaría el Real Madrid, previo pago de 20 millones de euros. Su llega coincidió con la de Robinho y otro ex-sevillista como Sergio Ramos, y eso le quitó cierta expectación, pero se trataba de un fichaje de muchos quilates.
El problema para Baptista en el Real Madrid fue su ubicación en el campo. La presencia de jugadores como Raúl, Ronaldo o Robinho obligaron a que el ex del Sevilla tuviera que situarse en la banda normalmente, bajando ostensiblemente su rendimiento goleador. Pese a todo, fue de lo mejor en una temporada sin títulos, la última de Florentino Pérez en su primera etapa en el club. Baptista finalizó la liga con 8 goles (10 menos que en la temporada anterior) a los que sumó 1 gol en la Copa del Rey frente al Zaragoza. Al contrario que en su estancia en Sevilla, Baptista no jugó como delantero, y solo con la lesión de Ronaldo en la recta final de la temporada se le pudo ver en posiciones más adelantadas. Aún así, todavía era un jugador jóven y su futuro en el club parecía asegurado.
La temporada 2006-2007, sin embargo, la viviría en Londres. Capello no contaba con el jugador carioca, y se marchó cedido al equipo que dirigía Arsene Wenger en un intercambio con Jose Antonio Reyes. No le fue bien en Inglaterra, y de nuevo le vimos actuar lejos de la posición en la que se había dado a conocer en Sevilla. Tras solo 3 goles en liga y muchos partidos desde el banquillo, regresó al Real Madrid la temporada siguiente para, esta vez sí, quedarse. En un principio no era una opción preferencial de Bernd Schuster, pero poco a poco se ganó su sitio en el equipo. Y lo hizo recordando viejos tiempos en el centro del campo, adoptando más un papel de «currante» que de goleador. Y por momentos, se ganó el puesto como titular. Para el recuerdo quedará su golazo para vencer en el Camp Nou o su chilena frente al Betis. Ayudó con 3 goles y 3 asistencias a ganar la liga, y también anotaría un gran gol a la Lazio en la Champions. Sería su última temporada en Chamartín.
Tras su paso por Madrid y Londres, tocaba un cambio de aires. El Real Madrid decidió traspasar a «La Bestia» a la Roma, que pagó 12 millones por sus servicios. Su periplo italiano duró 2 temporadas y media, y se podría decir que resultó satisfactorio. Anotó 15 goles en 75 partidos, jugando nuevamente como centrocampista, y sobre todo en su primer año y medio ofreció un rendimiento notable, como ya había sucedido en gran parte del año anterior con el Real Madrid. En la campaña 2010-2011 perdería su condición de titular, y eso provocó su marcha a un Málaga en crecimiento durante el mercado de invierno, propiciando así el regreso del brasileño a la liga española. Su impactó en el equipo de Pellegrini fue inmediato, y sus 6 8 goles en media temporada ayudaron a la salvación del equipo andaluz.
Su problema durante los 2 años restantes en el equipo malagueño fueron las lesiones, sobre todo en una temporada 2011-2012 en la que no pudo jugar ni 10 partidos. Si pudo dejar en cambio un gol para el recuerdo, gracias a una chilena estratosférica en el minuto 90 para ganar 3-2 al Getafe. Fue su aportación en una temporada histórica, que se salgó con el 4º puesto y la única vez que el Málaga lograba el pase a Champions en toda su historia. En esa siguiente temporada si se vería una mayor participación del brasileño, que estuvo presente en los cuartos de final perdidos ante el Borussia Dortmund tras una trayectoria brillante en la competición. Sería su última temporada en España, saldando su periplo malaguista con 14 goles y 6 asistencias en 33 partidos, logrando la segunda mejor media goleadora de su carrera.
A partir de ahí abandonó Europa, y pasó tres temporadas en el Cruzeiro, de nuevo con varias lesiones de por medio, aunque logrando 11 goles en 36 partidos y 2 nuevos títulos de liga brasileña tras los conseguidos cuando era un chaval en el Sao Paulo. Pero no bastaba con eso, y decidió poner rumbo a la MLS para probar suerte en el Orlando City al lado de un Balón de Oro y antiguo compañero de selección como Kaka. En Estados Unidos se le vio comodo, y logró sus últimos 6 goles como profesional antes de marcharse al Cluj rumano en una experiencia poco exitoso. Solo 3 partidos en el cuadro rumano bastaron para finalizar su carrera.
A nivel de selección, Baptista se puede considerar un jugador exitoso. En primer lugar por conseguir ser internacional 48 veces con la selección brasileña, pese a tener durante muchos años una competencia brutal en todas las posiciones. Logró un hueco en lista de Dunga para el Mundial 2010, pero sobre todo tiene tres títulos con la pentacampeona del mundo: la Copa América de 2005 y las Copa Confederaciones de los años 2005 y 2009. Además, también participó en la Copa América 2007. No muchos jugadores pueden presumir de una trayectoria tan importante en la selección más laureada del mundo.
En conclusión, Baptista ha realizado una carrera notable, siendo un jugador destacado en sus inicios con un club histórico como el Sao Paulo, convirtiéndose en todo un referente con el Sevilla, logrando 1 liga con el Real Madrid siendo decisivo tras unos comienzos complicados y formando parte del histórico Málaga de Pellegrini, además de jugar en equipos del nivel de Arsenal o Roma. Por muchos motivos se trata de un jugador difícil de olvidar en la historia reciente del fútbol español.