Juegas En Verso | 1902, un pacto de valientes
En mil novecientos dos
hubo un pacto de valientes,
entre tintas y papel
nace el Blanco más demente.
Don Julián de mis Palacios
tan despacio y tan veloz,
bailotea con la pluma
que le acercan los Padrós.
Bello y limpio Chamartín
cuando el pueblo de la rosa,
saludaba a su Madrid,
a lo lejos, cual esposa.
Santiago fue creciendo
escuchando la leyenda,
la posguerra transformó
a aquel ‘gato’ en su pantera.
Don Alfredo y Paco Gento,
la galerna que sopló,
cuando Puskas con su panza
la remata y marca gol.
Fueron años de caviar,
fueron años de champán,
con las copas que ganamos,
con las copas de metal.
Cinco jarras y un copón
la que trajo los ‘Ye-yés’,
once hispanos la ganaron
por la gracia en su merced.
Remontaron los setenta,
los ochenta en Parmalat,
con Juanito y Santillana
fueron héroes de papá.
La bengala y la cerveza,
el perfume a alquitrán,
en la calle de los ultras
dónde debes de cantar.
-«Canta y grita cual hermano
cuando venga el autobús,
con la quinta de aquel buitre
de aquel nene con tutú».
Yugoslavo en tulipanes,
juventinos sin Raúl,
la verdad de la mentira,
valencianos, al baúl.
La galaxia y Florentino
aterrizan en Babel,
las estrellas se mudaron
a la Finca del placer.
Serpentina y papelillos
precedieron a aquel fango,
aprendimos de aquel fiasco
nos trajimos a Cristiano.
Un equipo de bandera
fabricado allí en Setúbal,
Ancelotti recogió
de la viña aquellas uvas.
Luka Modric centra a Ramos
en el córner del amor,
mis recuerdos que me abrazan
como beso al corazón.
De Lisboa hasta Milán,
desde Cardiff hasta Kiev,
la morada de Cristiano,
la chilena del galés.
Un equipo, una familia,
unos versos que contar,
el castillo de Castilla,
con la novia en el altar.
Antonio Carrasco Martín.