Opinión | 123 años. Te quiero Real Madrid

REAL MADRID
Hace 123 años, un 6 de marzo de 1902, nacía el Real Madrid. Un momento histórico del que pocos eran conscientes.
El madridismo está de celebración. El Real Madrid cumple 123 años de historia, que se dice pronto. Es un día de muchas emociones, recuerdos y sobre todo orgullo.
Un club hecho a sí mismo, en el que más allá de los nombres propios, los socios y aficionados del club son los que sostienen la grandeza de esta institución con aquello que no se ve, pero se siente.
El Real Madrid es mucho más que un club, es una forma de entender la vida. Aquello del ADN reside en autoexigencia de buscar la perfección, de agarrarse al último aliento cuando la tormenta más fuerte sopla. En eso de hasta el final, vamos Real.
Se apodó a los madridistas como los vikingos y no es extraño, pues vestidos de blanco como la nieve han conquistado cada rincón de Europa, enfrentándose a quien tuviesen delante sin importar su envergadura o el peso de su historia. Y cuando han caído ha sido con el hacha en la mano, sabiendo que el futuro sería una revancha feroz.
Han traído a casa todos los tesoros más valiosos y su historia está repleta de batallas conocidas por todo el mundo. Ellos llegaban en drakkar y aquí la muerte llega en autobús mientras la multitud aclama en un infierno de bengalas a aquellos que tienen la suerte de representarnos en el verde.
Y sus hazañas están labradas en el imborrable recuerdo de hacer posible lo imposible. Como si la fuerza de lo divino y del destino quisiese que así fuera, convirtiendo a hombres y mujeres en héroes capaces de desafiar a lo irrealizable.
El Real Madrid es mucho más de lo que mucha gente pueda llegar a pensar. Es una semilla que brota de generación en generación, el recuerdo de aquellos que pusieron los primeros pilares.
Yo respiro madridismo por los cuatro costados, siento orgullo de haber nacido en la familia vikinga y de vivir la vida representado por el club más grande de todos los tiempos. No hablo de las victorias, hablo de la emoción de lo vivido y compartido. Si pienso en los mejores momentos de la vida, muchos de ellos están protagonizados por el Real Madrid. Es una conexión tan potente con gente que late en la misma frecuencia.
El Real Madrid te eleva, te hace creer que todo es posible y siempre está cuando todo falla. Y es que para un madridista no hay nada más importante en la semana que cuando juega su Madrid.
El madridista vive y muere por su real, su sangre es blanca y su último latir va siempre más allá del 90, al menos hasta el 93.
¿Qué sería de nuestra vida sin ti? Si esto no es amor, que me digan porqué perdemos la cabeza. No hay nada más grande que sentirse madridista. ¡Que orgullo ser vikingo!