#SentimientoReal | La Copa de Europa, un deber sagrado

#SentimientoReal | La Copa de Europa, un deber sagrado

Después de París, Turín. La Champions es eso, ir conquistando ciudades por Europa, dejar nuestro sello en estadios cinco estrellas, hacerle saber al mundo que tenemos un deber sagrado por cumplir: la Décimotercera.

En Turín habrá que mirar al pasado, al 3 de junio de la anterior temporada concretamente, para apuntar al futuro. Si fuimos capaces de doblegarlos en toda una final de la máxima competición europea, desplegando un fútbol excelso, ¿por qué no repetir la hazaña en cuartos de final? Se trata de dejar nuestra huella en la capital del Piamonte. Así de fácil y de difícil.

Igual que al Atleti en su día, el fútbol vuelve a deberle una Copa de Europa a Buffon. Igual que antes de enfrentarnos al PSG, no dan un duro por nosotros. Igual que en cada eliminatoria, en cada partido que juega el Madrid, el antimadridismo estará más pendiente de nosotros que de sus propios equipos. Aquí es donde entra en juego nuestra fe, esa a la que Chavi Hernández no sabe ponerle nombre, a la que no le encuentra explicación. Porque el fútbol no es sólo una cuestión de táctica, de posesión del balón o de que el árbitro de turno te eche una mano en el momento preciso. El fútbol es mucho de creérselo, de saber lo que te pertenece, de poner muchas veces más alma en una carrera que de darle efecto a la pelota. Y en eso, en volcar el corazón en un partido de Copa de Europa, no hay quien nos gane. Que si hay que perder, se pierde; pero el Real Madrid jamás puede caer sin haber dejado sobre el césped hasta la última gota de sudor de cada jugador.

Así que allá vamos, a intentar clavar nuestra bandera limpia y blanca que no empaña en las imponentes cimas alpinas de Turín. A hacerle saber a los emperadores que por allí pasaron que nuestro reinado no es de este mundo. A dejar junto al Santo Sudario nuestra camiseta.

Nunca es temprano para los nervios. Conozco de sobra esa mágica sensación de las semanas de Champions, las mariposas que, dicen, se adueñan del estómago. Yo siempre lo llamé amor. El amor, la primavera y el Real Madrid. No existe en el mundo mejor combinación.

Texto: @7Sempiterno7

Foto: laSexta

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