#BlancoYEnBotella | Sin hipotecas

1 junio 2018 - 09:30
#BlancoYEnBotella | Sin hipotecas

Desgraciadamente, y a pesar de la histórica gesta que ha supuesto la consecución de la ansiada Decimotercera Champions, la tercera consecutiva y la cuarta en cinco años, un año más no nos vuelto a dejar ni 24 horas para poder paladearla ya que, de nuevo, elementos externos se han empeñado en enturbiar su celebración.

Sin embargo y, a diferencia de otras ocasiones (como por ejemplo en la Decimosegunda, cuando Susana Guasch malmetió con Morata y su futuro en el mismo césped de Cardiff, provocando un acalorado debate en la prensa que opacó la celebración de aquel título), los encargados de dinamitar esta felicidad han sido dos elementos internos, dos jugadores que además son santo y seña del club como Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, los que se encargaron de manchar la celebración.

Cuando ni siquiera se había entregado la Copa de Campeones, ambos jugadores hicieron unas manifestaciones tan desafortunadas como inoportunas que dotaron de munición a la prensa antimadridista, es decir, a toda la prensa, que rabiaba inundada de bilis ante la consecución del título.

Un título que, no sólo ha metido aún más al Real Madrid en la historia más brillante de la máxima competición continental sino que ha terminado de enterrar la temporada del Barça. Dejando en la nada más absoluta su doblete en España.

Pero no, Cristiano Ronaldo y Bale no pudieron callarse ni siquiera unas horas y ambos lanzaron sendos mensajes, claros dardos envenenados, a la Directiva y a Zidane, respectivamente.

En el caso del portugués, con un claro sabor a despedida, afirmó a pie de campo ante los micrófonos de Bein que “había sido un placer jugar en el Real Madrid” y que se llevaba el cariño de la afición y sus compañeros, seguramente porque no había recibido “el cariño” que decía merecerse por parte de la Directiva.

Por su parte, el galés aprovechó su comparecencia en rueda de prensa tras la entrega de su merecido MVP de la Final para reclamar más minutos y lanzó una advertencia clara al club, y en especial a su entrenador, indicando que este verano se reuniría con su agente para ver qué hacer de cara al futuro, en otra clara amenaza, aunque en mi modo de ver menos grave.

Cristiano Ronaldo, un chantaje inadmisible

Cristiano Ronaldo en Cibeles | Foto: AS

Siendo igual de absurdas e, insisto, inoportunas al dar carnaza a una Prensa que, a pesar del favoritismo que llevaban dando desde hacía semanas al Real Madrid, presentando al Liverpool como un equipo de solteros contra casados y una auténtica banda, estaba tremendamente escocida del triunfo de los de Zidane que, como digo, hizo historia, me quiero centrar en las de Cristiano Ronaldo.

Por varios motivos. El primero, porque es nuestro jugador-franquicia, el mejor jugador del mundo y el máximo anotador de la historia del club por lo que su importancia es máxima. Y el segundo, porque detrás de esas palabras, que dejaban traslucir una marcha con la que sus mamporreros mediáticos habían venido amenazando desde hacía meses, subyacía una clarísima amenaza y un chantaje al club y, en concreto, a la figura de su Presidente.

Así pues, Cristiano Ronaldo llevaba meses con un atroz “ataque de cuernos”, lastimado en su ego, su infinito ego, por el delito de lesa patria que suponía que Messi y Neymar habían firmado sendos contratos milmillonarios con posterioridad a su renovación (firmada hace tan solo hace año y medio y hasta nada menos que 2021) y él se había quedado muy atrás en sus ya de por sí elevadísimos emolumentos.

Es innegable que la diferencia entre lo que cobran Messi y Neymar con respecto a lo que cobra Cristiano Ronaldo es enorme, especialmente si lo comparamos con el argentino, cuya última renovación (la octava en 13 años, que se dice pronto) hizo “saltar la Banca” rompiendo todos los registros habidos y por haber, ya que logró sacarle la hijuela a su equipo, percibiendo la friolera de 50 millones de euros netos al año, además de una prima de fichaje cercana a los 100 millones de euros.

El caso de Neymar es diferente ya que su contrato era totalmente nuevo, procedente de su incorporación en verano al Paris Saint-Germain, donde desembarcó tras haber depositado en la LFP el importe de su cláusula de rescisión, que ascendía a nada menos que 220 millones de euros y le convertía, de hecho, en el fichaje más caro de la historia del fútbol y casi de la historia del Deporte.

Pues bien, puedo llegar a entender que Cristiano Ronaldo, sabedor de su importancia en el equipo como estandarte del club a todos los niveles, pero especialmente en el deportivo, se sintiera frustrado al ver cómo estas dos figuras del fútbol le han superado por la izquierda y la derecha en cuanto a sus emolumentos anuales

Sin embargo, a nadie se le puede -ni se le debe- escapar el hecho de que, con su última renovación (repito, firmada en noviembre de 2016 hasta el 30 de junio de 2021), el portugués se había convertido en el jugador mejor pagado del mundo, con un nada despreciable sueldo anual cercano a los 25 millones de euros netos.

Por tanto, el Real Madrid no tenía ni tiene ninguna obligación de volver a modificar su ya de por sí jugoso contrato, y menos aún a su edad, 34 años y, lo que es peor, tratando de someter al club a un chantaje vomitivo e intolerable, bajo la amenaza de irse y tras varios meses “macerando” a la opinión pública con el bombardeo constante de mensajes por parte de sus mamporreros mediáticos.

Repito, es comprensible que, viendo la hiperinflación salarial que los contratos de Messi y Neymar han traído al mercado, el astro portugués quiera ver renovado al alza su salario, pero del mismo modo hay que decir que el portugués se ha equivocado gravemente tanto en las formas como sobre todo el momento elegido para escenificar su rabieta porque el club no ha “tragado” con sus exigencias.

El Real Madrid no es el Barça… afortunadamente

Cristiano Ronaldo y Florentino Pérez | Foto: MARCA

Posiblemente, temerosos de que su principal estrella decida marcharse rumbo a otro país u otra Liga donde le puedan bañar en el oro que él cree merecer, es normal que algunos aficionados sean de la opinión que es necesario que el club se “rasque el bolsillo” y le pague esos 40-50 millones de euros netos al año que equiparen a su figura con la de los otros dos grandes jugadores mundiales antes citados.

Sin embargo, a mí me parece fenomenal que el Real Madrid, que si algo cuida con mimo desde hace años -y con muy buen criterio, añado yo- es el tema de los gastos y el equilibrio presupuestario, no haya querido entrar al trapo con este tema. O no al menos en los términos propuestos por el portugués.

De hecho, y como ya se confirmó con la no contratación de Mbappé el pasado verano, que prefirió los casi 18 millones de euros netos al año del PSG a pesar de que el Real Madrid le puso al Mónaco encima de la mesa los 180 “kilos” para su fichaje, desde hace años el Real Madrid tiene a bien no descontrolar el peso de los salarios en el presupuesto anual.

Y máxime para un jugador que, a pesar de ser santo y seña del club, cuenta ya con 34 años y no olvidemos que tiene por delante un contrato recién firmado por tres temporadas más. De modo que pagarle lo que en teoría exige, supondría un esfuerzo brutal para las arcas del club que podría hipotecar el futuro y la viabilidad económica del club a medio plazo.

Y es que a Florentino Pérez no se le olvida cómo políticas de gasto disparatado en sueldos entre los 80 y los 90 llevaron al club a una terrible situación económica, de quiebra técnica, con una deuda elefantiásica de casi 600 millones de euros en el año 2000 que obligó, entre otras cosas, a tener que vender jugadores para poder afrontar el pago de las nóminas, como pasó con Seedorf.

Porque, como bien dijo Richard Dees en su programa, si Cristiano Ronaldo se quiere comparar con Messi cometería un gravísimo error, un error de bulto. Pero no desde el punto de vista del debate sobre quién es mejor jugador. No, ni muchísimo menos. El verdadero error de Cristiano sería creer que el Real Madrid es como el Barça, que le tiene un auténtico temor reverencial a su estrella.

El Barcelona depende de Messi. Y Messi lo sabe, lo que le ha llevado a una espiral diabólica de amenazas de marcha y posteriores renovaciones, a cuál más disparatada, que ante ese terror a una hipotética salida del argentino, ha llevado al club azulgrana a una política de gastos en nóminas, de la que Messi se lleva la parte más mollar, y que me atrevería a decir que ha hipotecado al equipo a varios años vista.

Por el contrario, el Real Madrid ha dado muestras de que podría vivir sin Ronaldo o al menos, estaría en disposición de afrontar un futuro más o menos esperanzador sin él en sus filas. Entre otras cosas porque el club no quiere vender. De modo que si Cristiano Ronaldo se quisiera marchar, será él y sólo él quien traiga una oferta acorde a su status de megaestrella mundial, con una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros que, por descontado, nadie va a pagar.

Y viendo cómo está el mercado, que ha llevado al Barça a pagar 300 millones de euros por dos jugadores en absoluto comparables ni en talento ni en prestigio a Cristiano Ronaldo como Dembelé o Coutinho, no quiero ni imaginar cuánto se podría llegar a pagar por el club interesado en la contratación del portugués.

Un dineral que, sin duda, bien gestionado permitiría salvaguardar el futuro deportivo del equipo y garantizar una “sucesión” más o menos tranquila en su reinado como máxima estrella del Real Madrid.

Cristiano Ronaldo necesita más al Real Madrid que al revés

Cristiano Ronaldo, tras la consecución de la Duodécima | Foto: GOAL

Por tanto, y para concluir, diré que Cristiano Ronaldo y el Real Madrid están condenados a entenderse. ¿Significa que el Real Madrid y su Directiva tienen que ceder al chantaje y pagarle lo que quiere? En absoluto.

Lo que quiero decir es que no veo mal que el Madrid le ofrezca un dinero extra que mejore su actual contrato. De hecho, ya se hizo con Sergio Ramos en su día con un chantaje similar y el resultado de retener al camero deportivamente ha merecido la pena. Y económicamente tampoco el quebranto ha resultado ser tan grande como se esperaba con él.

Pero en el caso de Cristiano Ronaldo soy de la opinión de que nunca habría que pagarle esas millonadas que dicen que exige. Como de que Cristiano debería aceptar esa posible subida de sueldo, por más que como dije antes, sus maneras no han sido ni mucho menos las adecuadas.

Eso sí, que le quede claro al portugués que, en esta partida de cartas, él tiene mucho más que perder que el Real Madrid.

Que se mire en el espejo de otros jugadores además bastante más jóvenes que él, que optaron por bañarse en oro en búsqueda de éxitos profesionales e inmediatamente después, descubrieron que fuera del Bernabéu hace mucho, pero que mucho frío.

Además, en el caso concreto de Cristiano Ronaldo, empeñado como está en sus títulos individuales, debe saber que una salida a un club en el que no tenga asegurado como aquí ganar Champions y otros títulos colectivos de relumbrón, hará que se pueda ir despidiendo de ir ganando más Balones o Botas de Oro con los que seguir poblando su muy, ya de por sí, poblada vitrina de trofeos individuales.

Texto: @djmontero

Foto de portada: RTVE

Colaborador de #MadridistaReal

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