#BlancoYenBotella | El antimadridismo en los medios

#BlancoYenBotella | El antimadridismo en los medios

Por fin, después de varios años sufriendo en silencio el escarnio mediático, el club a través de Isco, primero, y de Zidane y Lucas Vázquez, después, ha decidido salir a la palestra y denunciar públicamente lo que muchos llevábamos años criticando y es el elevado nivel de antimadridismo de los medios españoles.

Un antimadridismo que tocó techo en cuanto a intensidad –pero fondo en cuanto a dignidad profesional- con el tratamiento que la prensa española en su mayor parte dispensó a nuestro equipo tras la clasificación para las semifinales, después de eliminar a la Juventus con el gol de Cristiano Ronaldo de penalti en el último minuto.

Un penalti sobre el que se formó una falsa polémica, puesto que hasta antimadridistas tan recalcitrantes como Hristo Stoichkov admitió que lo era y muy claro, e incluso reputadas estrellas como Alessandro Del Piero o Andrea Pirlo, ambos exjugadores de la Juventus, también lo reconocieron.

Sin embargo, y a pesar de que las miles y miles de tomas y repeticiones con las que las televisiones españolas nos bombardearon, intentando que de una forma u otra, acabásemos viendo lo que no había sido, el Real Madrid pasó a las semifinales de la Champions.

La eliminación del Real Madrid como tabla de salvación

Hay que poner las cosas en su contexto. La ridícula eliminación del todopoderoso Barça del Megatriplete a manos de la Roma, dejando escapar una ventaja de 4-1 y tras un pésimo partido del Dios del Fútbol, fue un palo enorme para la Prensa del Régimen.

Una eliminación tan dura que ha eclipsado y eclipsará la posible consecución de una nueva Liga e incluso de la Copa del Rey, cuya final disputará el equipo azulgrana con el Sevilla este fin de semana.

Por eso, cuando veían que el Real Madrid también podía caer, a pesar de haber llegado a la vuelta con un contundente 0-3 ante la Juventus, todos los medios se las prometían muy felices y salivaban como el Perro de Pavlov ante la sola posibilidad de una estrepitosa derrota ante el equipo turinés, como de hecho se estaba produciendo.

Pero llegó el último minuto del partido, Benatia arrolló inmisericordemente a Lucas Vázquez y las editoriales de Relaño, Pedrerol y tantos y tantos medios que ya estaban escritas felicitándose por la eliminación del Madrid (que por cierto no era tal porque, en todo caso, el 0-3 llevaba el partido a una dramática prórroga y unos posibles penaltis pero nunca su eliminación) que el jarro de agua fue tan sumamente fría que la frustración les pudo a todos.

Un varapalo de tal calibre que la bilis, el odio a un equipo que debería ser para estos periodistas tan chauvinistas y orgullosos de su selección y de sus clubes cuando juegan fuera de España, que la cosa se les fue de las manos.

De nada sirvió que la prensa internacional, de forma prácticamente unánime reconociese que había sido penalti y que ese árbitro que decían que habíamos pagado hubiese escamoteado un gol legal a Isco en la primera mitad que, con 0-1 en el marcador, habría dejado un desenlace muy distinto del partido con total seguridad.

No, las tintas se vertieron intentando hacer ver, todos a una como Fuenteovejuna, que aquel penalti no lo fue y que el Real Madrid no sólo no mereció clasificarse sino que atracó vilmente a la Juventus.

Y por supuesto, ni una sola palabra del gol de Isco. Un gol que podría haber cambiado radicalmente el desarrollo del encuentro. Pero claro, eso les habría dinamitado el discurso y nada de la basura esparcida les habría sido posible.

El maldito doble rasero periodístico

Todos los medios, de una forma u otra, intentaron vender que el Real Madrid robó aquella eliminatoria y se escatimó hasta el último elogio. Todo lo contrario, ni un mérito, ni un reconocimiento. Nada. Sólo robo y más robo. No como la grandiosa gesta culé de un año antes ante el PSG. En aquella ocasión sólo había que hablar de fútbol, no de árbitros a pesar de que ese partido fue el mayor escándalo arbitral de la historia del deporte moderno.

De nuevo la maldita doble vara de medir entre el Barça, el equipo junto al Atlético con mayor protección mediática española, y el Madrid. Un doble rasero que todos conocíamos pero que nadie en el club se había atrevido a denunciar hasta el maravilloso e inolvidable tuit de Isco del viernes.

La primera vez que un jugador del Real Madrid denunciaba el maltrato informativo y se armó un revuelo considerable, en especial contra la COPE, ya que el protagonista negativo del tuit no era otro que Juanma Castaño, director de “El Partidazo de COPE” y el más significado en esa batalla contra el Real Madrid.

Pero es que esto fue más allá porque Zidane denunció la ola de antimadridismo en rueda de prensa previa al partido del domingo ante el Málaga, una denuncia a la que se sumó un día después Lucas Vázquez en zona mixta tras el partido y que ha puesto en pie de guerra al colectivo periodístico, que ha acusado al club de victimista por ello.

Hasta cierto punto es normal porque ellos vivían mejor cuando se tragaba y se tragaba, poniendo la otra mejilla y bajando la cabeza mientras nos pisotean, nos ningunean, se mofan en antena de nuestros jugadores, de nuestro cuerpo técnico y de nuestro presidente o se inventan historias, fichajes, enfrentamientos internos. Y todo en aras del maldito señorío, ese arma de destrucción masiva inventado por la prensa para seguir machacándonos sin piedad.

Ya pudimos vivir algo similar en tiempos de José Mourinho, el primero que puso pies en pared y denunció esta ola de antimadridismo mediático, ante una prensa rendida con armas y bagajes al Barcelonismo, que nos trataba vender como valores universales el “seny”, la “humildat” y, en definitiva, los “valors” y esa gran mentira de la Cantera culé vs. la Cartera madridista.

Ahora, con el Real Madrid de nuevo en la cresta de la ola, ante la posibilidad cada vez más firme y seria de seguir haciendo historia, ganando una tercera Champions League consecutiva, que opacaría del todo un posible doblete, ganando una Liga absolutamente devaluada, la bilis se ha disparado y la envidia también.

Radiografía del antimadridismo en los medios españoles

Lo divertido es ver cómo, ante el revuelo que esta pequeña salida de pata de banco en el statu quo actual ha producido, todos los medios se ponen de perfil para decir que nadie es antimadridista en sus programas. A pesar de que el panorama mediático español para el Real Madrid es sombrío y un auténtico páramo. Todo es terrible, no hay dirección deportiva, ningún fichaje es válido (el caro porque es un cromo, capricho del Presidente, el barato porque es indigno de este club), todo es caos, sólo hay mal rollo y nada funciona.

Sólo baste recordar no sólo que todos los directores de los grandes medios españoles, incluyendo los programas radiofónicos son todos antimadridistas. Carreño, culé. Castaño, del Sporting y, por tanto, antimadridista. De la Morena, atlético y antimadridista. Por no hablar de sus colaboradores, semillero viviente de odio al Real Madrid y fanboys del Barça y al Atlético de Madrid.

Pero es que los periódicos de Madrid (As y Marca), tampoco son madridistas a pesar de que nos lo venden como la Caverna o la Central Lechera.

Por un lado está As, con Relaño que sigue respirando por la herida contra Florentino Pérez y al que sigue sin perdonar que le echase a gorrazos del Madrid por dos veces cuando se veía mangoneando como Pedro por su casa antes de 2000 y en tiempos de Calderón.

Por otro, está Marca, hasta no hace mucho dirigido por un culé confeso como Oscar Campillo y, aunque Juancho Gallardo cambió las portadas y echó a Segurola, su línea editorial, marcadamente hostil para con el Madrid, sigue dirigida por gente como Roberto Palomar, un tipo que odia al club blanco y a su presidente con toda su alma.

Y qué decir de su medio digital, Marca.com, dirigido por un seguidor atlético y furibundo como Emilio Contreras, cuya línea pastoral pro culé y marcadamente antimadridista, abochornaría a los mismísimos Sport o Mundo Deportivo.

En esa línea está Radio Marca, dirigida por Edu García, otro antimadridista feroz, que ha convertido la emisora en un estercolero donde a diario sus tertulias, integradas por gente que profesa un odio africano hacia el Real Madrid, se dedican a montar continuos aquelarres.

Asimismo, la televisión es un bochorno. Podría hablar de medios como TVE, que es un semillero de culés desde que a mediados de los 2000 la jefatura de Deportes se trasladó a Sant Cugat. Así vemos cómo funciona Estudio Estadio, donde moran personajes tan antimadridistas como Manolete, David Sánchez, Gonzalo Miró y madridistas de palo como el antiguamente independendiente Siro López o sobre todo Roberto Gómez.

Igualmente, podría seguir con otras televisiones, como Cuatro, en la que trabajan Carreño y Castaño y está Deportes Cuatro, manipulada convenientemente por Julio Pulido, otro seguidor acérrimo del Atlético de Madrid y que detesta profundamente todo lo que tiene que ver con el Real Madrid.

Y ya no digo nada de Gol y sobre todo Bein Sports, propiedad de un barcelonista confeso como Roures, cuyas manos cayeron sobre el fútbol español hace ya más de 10 años y en cuyas retransmisiones el antimadridismo es conditio sine qua non para trabajar y donde uno de sus presentadores estrella, Ricardo Rosety, no dudó en posar ante las cámaras con una bandera culé el infausto día del 6-1 al PSG, lo que da idea clara del sesgo de su línea editorial.

De hecho, la ya tristemente mítica imagen de Rosety y la bandera azulgrana se ha convertido, al menos para mí, en el icono de aquello en lo que se ha convertido el periodismo deportivo de este país.

La problemática de los periodistas que cubren al Madrid

Por último, se da la circunstancia que, a diferencia del resto de equipos (especialmente Barça y Atleti) los periodistas que cubren la información diaria del Real Madrid no son seguidores del club blanco. Es más, ni siquiera son simpatizantes, cuando el resto de equipos son cubiertos por gente que se dejaría cortar un brazo antes de hablar mal de su equipo.

Gente tan sospechosa como Antón Meana, que se jactaba de llevar como fondo de pantalla en su móvil una foto con el marcador del Bernabéu el día que ganó por 0-1 al Real Madrid en la temporada 2010/201. O que publicó un tuit en 2010, cuando ya cubría al club blanco, que decía, y cito textualmente, “cada vez que vengo al Bernabeu me queda claro por que NO soy del Real Madrid”.

O Fernando Burgos, atlético de pro y que, en sus tiempos de Telemadrid, hacía burlas a sus compañeros y se mofaba de ellos tras cada derrota madridista, como contó en su día Siro López, entonces jefe del citado periodista al que años más tarde agredió salvajemente y por lo que fue condenado por un Tribunal de Justicia.

Pero aún así, todavía hay que escuchar que no hay antimadridismo en los medios. Pues bien, y dado que el Real Madrid es el equipo más grande del mundo y con el mayor número de seguidores, espero que continúen estos gestos porque, a pesar de lo que crean, el antimadriismo no vende. Todo lo contrario.

Y si hay que ir a la guerra, se deberá ir. No caben medias tintas ya y el camino iniciado por Zidane, Isco o Lucas Vázquez es la única solución. Porque, aunque no se lo crean, ellos siempre serán menos y además sin la razón. Y cuando empiecen a ver cómo se resiente la cuenta de resultados, recularán. Ya lo veremos porque además tenemos algo de lo que ellos carecen: dignidad.

Texto: @djmontero

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