#BlancoInmaculado | Estamos en Kiev!

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Vuelta al sufrimiento de los partidos de Champions en el Bernabéu. Los primeros minutos parecían el calco de los de la Juventus. Dudas en defensa, en este caso hubo un componente de suerte para Kimmich, y 0-1. Porterías cambiadas pero similar escenario. Ya no había más colchón, un gol bávaro más nos iba a crear problemas serios.

La banda derecha del Madrid, pese al esfuerzo sin desmayo de Lucas V y de Modric (enfrentándose a un Alaba tres veces más rápido y más corpulento) era una autovía sin peajes para Ribéry y para el lateral austríaco. La fórmula Kovacic-Kroos en el centro del campo no funcionaba, apenas conservaban el balón. Menos mal que la calidad individual de los nuestros permitió una internada colosal de Marcelo que remató Karim en un perfecto desmarque al segundo palo. 1-1 pero se veía que los nuestros iban a sufrir muchísimo anoche en Chamartín. Más aún cuando Varane se lastimó su rodilla y durante varios minutos pareció no poder superar sus molestias, y el marcaje a Lewandowski requería el 100% de energías.

El Bayern llegaba plácidamente hasta la línea de fondo y centraba y había dos y hasta tres posibilidades de remate cada vez. Pero el tiempo transcurría y así terminó la primera parte, con un Varane aguantando como un jabato y con una posible mano de Marcelo dentro del área que Çakir no señaló como penalti. Había un murmullo por todo el Bernabéu ya que casi todos reclamábamos la presencia de Casemiro ya que el eje central del campo era un placido paseo para Thiago, James e incluso Tolisso.

Pero Zidane, que es nuestro líder y nuestro pastor, ve lo que los demás no vemos. Y no hizo cambios. Y por si fuera poco, a los dos minutos de la reanudación, una sencilla cesión de Tolisso a Ulreich se convirtió en la peor de las pesadillas del meta teutón, que dudó y finalmente se comió literalmente el balón, dejando al gato Benzema a puerta vacía y firmando un doblete histórico en semifinales de Champions.

La noche siguió raruna cuando poco después Cristiano falló lo que nunca falla, solo ante Ulreich, en la que pudo ser la sentencia definitiva de la eliminatoria, ya que un 3-1 hubiese supuesto un Tourmalet para los alemanes. Era la noche de Benzema y no la de Cristiano que, eso sí, se batió el cobre en cada córner del Bayern, achicando balones como un coloso. El Bayern seguía su asedio por tierra, mar y aire, y se encontró con su propio muro de Berlín, un inconmensurable Keylor Navas en, quizás, su mejor partido como cancerbero madridista, sacando manos imposibles a Müller, Lewandowski – que, por cierto, demostró que ya no está para venir al Madrid -, muchas veces tapando por sus propios defensas, y haciendo gala de unos reflejos de lince. Era imposible parar más y tuvo que plegarse ante un doble remate, el segundo a bocajarro, del gran James Rodríguez, el mejor del Bayern sin duda, y todo un caballero respetuoso que pidió perdón al estadio por marcar el 2-2.

Entonces sí. Entonces Zidane ya decidió poner a calentar a Casemiro y aún a Bale, y tardó otros 7 u 8 minutos en reemplazarlos por el otro héroe de la noche (ayer las dos K, Karim y Keylor), Benzema y por el voluntarioso pero no demasiado efectivo ayer Mateo Kovacic.

El asedio siguió aunque Casemiro tapó grietas y liberó algo a Modric y a Kroos, que sin embargo no llegaron a enlazar pases en profundidad ni a Bale, ni a Cristiano, ni a Asensio. Más córners (hasta 11 por 6 de los nuestros), más tiros (22 a 9), más internadas, más balones al área…Y más balones salvados por el tico Navas, despejados por Ramos, Varane o el propio Ronaldo, y los minutos que se hacían cada uno de 180 segundos.

Çakir, quizás recordando su no penalti señalado a Marcelo, no dió absolutamente nada al Madrid, la prueba está en que señaló a cada equipo 10 faltas, con el desquilibrado balance de 4 tarjetas para el Madrid y 0 para el Bayern, cuando por ejemplo Kimmich y el recién entrado Javi Martínez hicieron méritos para ello. Los últimos minutos fueron de gran angustia, con balones para el gigante Wagner que no se culminaron, y con un par de galopadas de Asensio en las que se vió que el mallorquín lo había dado todo y que ésta estaba sin gasolina. Çakir decretó cinco minutos de añadido, que al final fueron seis, pero el balón, pese a rondar la portería del fondo norte, no entró ya más veces y la figura de Keylor parecía que crecía centímetros por momentos.

El Madrid ya está en Kiev. Sufriendo y sufriendo. Luchando hasta la extenuación. Ante un Bayern excelente, que dominó y vino a llevarse la eliminatoria, con un gran Heynckes a los mandos, y que demostró estar a la altura del Madrid en esta Champions. Justo es señalarlo. El mejor rival sin duda que hemos tenido en las últimas semifinales de la competición. Un gran aplauso para ellos y una inmensa ovación para el Real Madrid que, una vez más, ha demostrado que ningún otro equipo del mundo dabe competir como él. Enorme partido, enorme eliminatoria. Qué grande es el Real Madrid. Y qué grande es ser Del Real Madrid.

Texto: @AthosDumaE

Foto: UEFA

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